Sufrí el caos vial del pasado jueves 15 de mayo, cuando un tráiler se varó y bloqueó dos carriles del puente de la “platina”. La situación hizo que todos llegáramos hasta dos horas tarde al trabajo, con el costo que eso representa, aunque parece que eso a nadie le importa.
Yo sugiero que los tráficos no solo se dediquen a mover la mano para agilizar el tránsito. Sería bueno que sirvan como semáforos vivos, dando un tiempo de paso a cada carril de los tres existentes en esa vía, para que todos ellos fluyan de igual forma, con el mismo tiempo de paso.
Con esa ayuda, no habría la necesidad de que cada conductor deba hacer malabares para poder cambiarse de carril al único que queda en servicio cuando hay un choque, dependiendo para ello de la bondad del que lleva la vía o bien metiéndose por la fuerza, lo cual a veces provoca más accidentes aparte del inicial. Sería de gran ayuda que los tráficos, como policías, agilicen el paso y pongan orden de esa forma, y no solo se dediquen a atender la colisión.
Randall García Chacón, Alajuela
Otro Manzanillo
Con nostalgia e impotencia, leí las publicaciones de La Nación los días 9 y 10 de mayo, sobre de la destrucción ambiental en Savegre, del cantón de Quepos. De las informaciones, llama la atención y hasta siembra duda que dos señoras costarricenses supuestamente crean una sociedad y ceden su administración a personas extranjeras.
Los funcionarios de Senasa y del Sinac debieron haber dejado su zona de confort por el tiempo que fuera necesario para visitar el sitio del desastre y, así, poder determinar in situ lo que eventualmente sucedería. Aunado a ello, debieron haber exigido un estudio de impacto ambiental y no haberse quedado con la letra muerta de los documentos que les habrían presentado. Tenían que haber sido maliciosos y recordar el motivo por el cual fueron creadas esas instituciones. Además, debieron tener presente que el interés general prima sobre el particular.
Ahora, el daño ambiental ya está hecho. No importó lo que a la madre naturaleza le costó años crear. Estamos, entonces, ante otro Manzanillo. Gracias, La Nación por la información, porque si no fuera así, nadie se enteraría.
Arturo Alvarado Moya, San Rafael Arriba de Desamparados
Locura en su máxima expresión
Me pregunto qué habría pensado Eduardo Galeano si, de pronto, alguien se apersonara ante sus cenizas: ¡aló, aló, aló…!, y lo despertara implorándole que volviera a este mundo con el encargo de reescribir su libro Patas arriba, la escuela del mundo al revés, donde la nueva versión incluyera la derecha en la izquierda, la espalda en el ombligo, la cabeza en los pies…, y se le pidiera a santa Rita, patrona de los imposibles, un imposible. Es decir, que los locos dejaran de gobernar, los cuerdos salieran de su letargo, las motosierras quedaran engavetadas y los valores, que alguna vez, gobernaron el mundo –o, más bien, algunos mundos–, volvieran a florecer. Un mundo de unidad, empatía, respeto y diversidad, donde las palabras “guerra”, “deportación”, “muro” no existieran, y la vida humana valiera por “humana”, no por poder, dinero o avaricia.
Aquí, creo, es donde intervendría la galeana langosta, antes de ser cocinada viva, preguntándose: si acaso, el humano fue humano alguna vez.
Con todo, la esperanza, como Galeano argumentaba, se le caía muchas veces del bolsillo, pero siempre, siempre, siempre la recogía, y la devolvía a su lugar.
Edel-Mari Pérez Aparicio, Granadilla
El Coyol, indefenso
Los días jueves, viernes y sábados, los vecinos del Pacto del Jocote debemos soportar hasta las 3 de la madrugada los gritos y los piques de motos y carros, y a veces hasta disparos, frente a una licorera y un bar-restaurante.
No ha sido posible contar con la ayuda de la Fuerza Pública. Se llama al 911 y, cuando contestan –que no es siempre–, nos dicen que pasan el recado, pero la realidad es que nunca llegan. Estoy consciente de que hay cosas más importantes para los policías. Sin embargo, me pregunto: entonces, ¿qué alternativa tenemos? Que sigan el vacilón, los tiroteos y los piques. Esperamos respuesta de alguien que verdaderamente se preocupe.
Luis Fernando Bruno Guzmán, Alajuela
Réplica de Banco Nacional
Al señor Roque Araya (Cartas a la columna 28/4/2025): Valoramos que haya compartido su caso y le ofrecemos disculpas por cualquier malentendido. El gerente de la sucursal del Banco Nacional en la Tropicana de Alajuela ya se comunicó con usted para aclararle la situación específica presentada con su tarjeta. Reiteramos nuestro compromiso con una atención trasparente al amparo del contrato de servicios bancarios, y un servicio eficiente.
Manuel Avendaño, jefe de Comunicación Banco Nacional
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