En abril pasado, fui víctima de carterismo fuera del país. Me robaron una tarjeta de crédito del Banco Nacional y otra de un banco privado. Los reclamos para que fueran aplicados los seguros fueron puestos hace cinco meses en ambos bancos, incluyendo la denuncia realizada ante la Policía de la ciudad.
El otro banco congeló inmediatamente las transacciones y, a los 10 días, anuló los cargos efectuados aplicando el seguro. Así, dio por finalizado mi reclamo. El Banco Nacional, en cambio, no congeló las transacciones, lo que me obligó a pagarlas y, además, me indicó que cuentan con 120 días (sí, leyó bien: 4 meses) para responder si es viable o no aplicar el seguro.
Los 120 días se cumplieron hace varias semanas y, a pesar de mi insistencia a través de una ejecutiva del banco, la Contraloría de Servicios, llamadas y múltiples correos, no se han dignado a contestar y yo debo seguir pagando el seguro y los montos que gastó el carterista. Esto demuestra el pésimo servicio al cliente, una inoperancia absoluta junto con una actitud de “qué me importa”. El cliente está con las manos atadas.
Laura Guardia Fonseca, Sabanilla
Pricesmart
El 11 de agosto, un mes antes de la fecha de vencimiento, se canceló la anualidad de la membresía de PriceSmart. Sin embargo, pese a múltiples correos electrónicos y gestiones realizadas en los supermercados de Curridabat y Cartago, todavía aparece pendiente de pago y mi estatus es inhabilitado. Pese a tener la factura electrónica y el pago al día, la aplicación no me permite comprar en línea, y cuando visito los locales, primero debo pasar a Servicio al cliente para comprar con una membresía “provisional”. De nada me ha servido haber pagado la membresía platinum.
Juan Carlos Fonseca Sanabria, Cartago
Biodiversidad amenazada
Costa Rica posee un tesoro invaluable: su biodiversidad. Sin embargo, la Estrategia Nacional de Biodiversidad 2016-2025 advierte de una disminución acelerada de especies y ecosistemas. Entre las causas están el cambio de uso de suelo, los atropellos, las especies invasoras y la sobreexplotación de recursos, factores todos relacionados con la acción humana.
Nuestra Constitución y la Ley Orgánica del Ambiente establecen el deber de proteger este patrimonio, pero pareciera que solo se menciona para aparentar compromiso internacional. Es hora de que los costarricenses tomemos conciencia y actuemos. La pérdida de biodiversidad no es solo un tema ambiental: afecta nuestra seguridad alimentaria y nuestra economía. Aún estamos a tiempo de defender este tesoro.
Roselyn Delgado, Steve Solís, J. Andrés García y Keylin Quirós
Parqueos en Liberia
Liberia tiene un museo soberbio. Una mole de concreto centenaria con fortines en cada esquina e historias de penas, lágrimas y partidos de básquet. También tiene unos pocos estacionamientos siempre encadenados. ¿Será que el objetivo es que no sea visitado?
Herbert Salas Ramírez, Liberia, Guanacaste
Leer es crucial
El reciente Informe Estado de la Educación expuso el alarmante desamparo educativo en el país. Un dato crucial es la baja comprensión lectora de los estudiantes (alumnos de noveno año leyendo al nivel de un escolar de tercer grado). Esta medición en las aulas me lleva a una pregunta clave: ¿cómo se encuentra esta habilidad en el costarricense promedio? En tiempos electorales, la lectura se vuelve imperativa. Los candidatos nos “endulzarán el oído” mediante la narrativa y el discurso. Leer y comprender los planes de gobierno resulta crucial para emitir un voto con criterio y responsabilidad.
Abigail Jiménez Ortiz, San Ramón de Alajuela
Anglicismos
La lengua española, rica en matices y con siglos de historia, afronta una amenaza y es víctima de erosión constante: la permisividad con la que aceptamos anglicismos innecesarios. Lo preocupante no es la incorporación de términos útiles, cuando no existe equivalente en español, sino la moda de disfrazar lo nuestro con un barniz extranjero para aparentar modernidad. Basta ver el caso del “…thon”, evento publicitario en el que se reemplaza el claro y legítimo “maratón” por un híbrido sin identidad; plataformas que ofrecen “delivery” cuando podrían decir “servicio a domicilio”. Este tipo de usos empobrecen el idioma. Decimos “weekend sale” en vez de “oferta de fin de semana”, “streaming” en vez de “transmisión en línea”.
La publicidad en que lo foráneo parece imponerse sobre lo propio transmite un mensaje peligroso: lo nuestro no basta y lo nuestro no vende. Lo más grave es que somos los propios hispanohablantes quienes abrimos la puerta a esta invasión. Al normalizarlo, enviamos el mensaje de que lo ajeno siempre es más atractivo que lo propio. El español tiene la fuerza para adaptarse a la modernidad sin renunciar a su esencia.
Peter Fischel, San Rafael de Escazú
Cartas por WhatsApp
Estimados lectores: recibimos cartas a la columna también por WhatsApp. El número es 6135-0204. Por favor, anoten al pie de su texto, en un mismo mensaje, su nombre completo y lugar de residencia. No publicamos textos si la redacción está enteramente en mayúsculas, tampoco si contienen comentarios ofensivos o lenguaje soez, ni si se sustentan en noticias falsas. La Nación se reserva el derecho de publicación y edición.
Artículos de opinión
Para enviar un artículo de opinión a la sección “Foro”, el texto no debe sobrepasar los 4.500 caracteres con espacios, debe estar bien escrito y ser conciso. Además, es necesario adjuntar una copia de la cédula por ambos lados e indicar su profesión u oficio.
El texto debe enviarse al correo foro@nacion.com en un documento de Word u otro formato editable y debe ser exclusivo para La Nación.
