Recientemente, se hizo público que un profesor de la Facultad de Derecho de la UCR hostigaba sexualmente a sus estudiantes. Sin embargo, las autoridades (decano y rector) fueron benignas con él, a pesar de que hay normas que aplicar.
Por alguna razón, se le olvidó a la comunidad universitaria que en el 2002 se despidió al entonces director del Semanario Universidad, y profesor, por mucho menos que lo que ha hecho el profesor de Derecho. El despido se basó en la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia y en el reglamento respectivo.
¿Actuó el rector de aquella época por motivación política: deshacerse de un crítico de su gestión? Usó las herramientas a su alcance y los tribunales confirmaron el despido. ¿Por qué hoy esa ley y su reglamento no se respetan? ¿Será otra forma de autonomía, de estar por encima de la ley? ¿Por qué hoy las autoridades se rasgan las vestiduras y prometen mano dura con nuevas normas si no aplican las que ya existen? Normas hay, lo que falta es voluntad. Entre bomberos no se majan la manguera, huele a solidaridad de género y, quién sabe, también, tal vez, a conveniencia política.
Natalia Bonilla Porras, San José
Leer a Eli Feinzaig
Cuando el presidente sale del país, creemos que, para el desayuno o el café, su asistente de prensa ya le ha seleccionado en los titulares y comentarios “luz roja” y artículos “AAA”
El jefe debe estar enterado de casi todo lo que sucede aquí, sea para emitir criterio, sea para consultar con su ministro de la Presidencia o para ser conocidos por el Consejo de Gobierno.
El miércoles 29 de mayo, en la famosa “Página quince” de La Nación, aparece un manjar de ideas, hechos reales, verdades producto del análisis del autor y también apreciaciones erróneas de funcionarios bien o malintencionados que tratan de cambiar los tonos de nuestra triste realidad.
El texto “Japdeva y el artículo que nunca escribí”, de Eli Feinzaig, debe leerse en el Consejo de Gobierno para que el presidente y cada uno de sus ministros tengan muy presente la seriedad con que debe escribirse cada una de las páginas de nuestra historia.
Rodolfo Borbón S., Escazú
Respuesta de Walmart
A Rodrigo Montero Chaves, quien en esta sección el 31 de mayo comentó que le pidieron identificación tras hacer una compra menor o igual a ¢15.000, le ofrecemos las disculpas del caso por los inconvenientes presentados. Estamos reforzando la capacitación en los procesos de pago con nuestros asociados para evitar que se repita la situación.
Mariela Pacheco, subgerenta de Asuntos Corporativos Walmart
Intelectual y filósofo
Han hecho muchos comentarios sobre los escritos de Jacques Sagot. Nunca me pierdo lo que escribe porque lo considero uno de los verdaderos intelectuales y filósofos del país. Siempre escribe de manera muy precisa, escogiendo las palabras exactas y con buen sentido del humor.
Otra cualidad extraordinaria es su habilidad y coraje para exponer costumbres culturales e históricas que dejan mal al país y la gente de Costa Rica. Un ejemplo muy claro fue su artículo sobre las corridas de toros. Mucha gente no estaba de acuerdo con la opinión de Jacques, como recién (en “Cartas” del 29/5/2019 ) se plasmó en la titulada “A Jacques Sagot”.
Todavía no he mencionado su talento variado de música, literatura y lecturas sobre las dos, que comparte regularmente. Saber que ha hecho tanto aguantando problemas serios de salud, es verdaderamente impresionante.
Jean Redmond, Moravia
Paz social
Costa Rica enfrenta una crisis de paz social. Lo que otrora fuera nuestro emblema de identidad mundial está hoy depreciado. La paz, como valor, estado cultural, se ve intervenida por muchos factores que nos azotan con tipologías de epidemia nacional: corrupción, tráfico de influencias, insolvencia financiera, ocurrencias estatales, exiguo diálogo y compromiso social, desempleo, informalidad, alto costo de vida, violencia de género, violencia vial, crimen organizado, débil priorización de los problemas regionales, carencia de vocación y calidad en la formación docente, carestía de sistemas o apps integradas de bases de datos, tramitomanía estatal, etc.
El vacío de inteligencia social y emocional, acentuado por el agotamiento de nuestro sistema educativo, la nefasta influencia de ciertas modas externas, noticias falsas en las redes sociales, propagación de antivalores en programas televisivos y aplicaciones digitales, así como en actividades antideportivas, entre otros, nos retiene en el deplorable contexto de la intolerancia y la desesperanza social.
José Rugama Hernández, San José