Hace unos años, me contactaron del BCR y me ofrecieron un seguro con cargo automático a mi tarjeta, el cual acepté. Luego supe que la póliza que adquirí era de la empresa ASSA. Resulta que al cumplir yo 65 años, en setiembre pasado, el monto que pagaba se multiplicó por 10, y sin ningún aviso, se me siguió cargando mensualmente. Me di cuenta al quinto mes y solicité la baja del servicio y la revisión del caso para reintegro.
ASSA aceptó el error y accedió al reintegro en un plazo razonable de 30 días hábiles. Sin embargo, el 2 de julio se cumplió ese plazo y, a pesar de haber hecho incontables llamadas a ASSA y al BCR, no me han indicado la fecha en que se me reintegrará mi dinero. Una completa falta de respeto. Total desinterés por el cliente.
Milagro Chaves Solís, Alajuela
¡Salven el BN Arena!
Hace pocos días, me pasé a vivir de nuevo a Hatillo y, con mucho pesar, vi el estado tan deplorable en que se encuentra el BN Arena.
¿A quién le corresponde velar por el mantenimiento de este recinto? ¿Al Banco Nacional, al Comité Cantonal de Deporte de San José o a la Municipalidad de San José?
Los ciudadanos de Hatillo vemos cómo se derrumba este hermoso lugar de recreo usado no solo por deportistas, sino también por la gente que pasea con sus mascotas, las personas que van de pícnic con su familia, y hasta los Scouts, que practican ahí.
La pista de atletismo es otra: está en pésimo estado.
Por favor, entidades gubernamentales: pónganse una mano en el corazón y la otra en bolsillo y salven esta hermosa obra que no solo es de Hatillo, sino de Costa Rica.
Kathya Romero, Hatillo 2
Desperdicio de agua
Hace ya más de dos semanas que se reportó una fuga de agua en la urbanización El Malinche, en barrio el Capulín, de Liberia (Guanacaste). Sin embargo, a la fecha nadie ha hecho nada. Así es como cuida el AyA nuestro recurso hídrico. Todo su gasto en publicidad lo podrían invertir en reparar fugas que, se sabe, están por todo el país, y el desperdicio enorme.
Bernardino Rojas S., Liberia, Guanacaste
Insensible trato
Días atrás, acudí a la agencia del INS en Goicoechea a realizar un trámite urgente. Llegué pocos minutos antes del cierre y estacioné en un parqueo de la misma entidad que estaba completamente vacío. Pese a ello, la funcionaria encargada me ordenó estacionar el vehículo en posición de salida, sin ninguna empatía por el hecho de que ya casi cerraban la oficina.
Al maniobrar con rapidez por la prisa, mi vehículo sufrió un golpe en la parte trasera. Ella ni siquiera se tomó la molestia de ofrecerme asistencia o de preguntar si yo estaba bien.
Lamento que, después de tantos años de ser cliente de la institución (desde 1996), se me diera una atención tan rígida e insensible. ¿Dónde queda el “estamos para servirle” que el INS repite?
Laura González Picado, San José
Renuncia masiva
Leemos en Los enemigos del comercio, de A. Escohotado, que en la Atenas de Pericles, el servicio público era obligatorio para los ciudadanos. Este “trabajo” tenía un periodo definido de seis meses (no reelegible ni con doble postulación, para evitar la corrupción), y partía de un gesto mosquetero: uno para todos y todos para uno.
Evidentemente, durante el ejercicio de sus funciones, al ciudadano le eran sufragados todos sus gastos personales gracias al erario público. Una vez concluidas sus labores, cada cual volvía a sus actividades privadas y seguía sirviendo a su comunidad, pero esta vez mediante el uso de sus talentos y emprendimientos.
Sin embargo, vemos hoy en Costa Rica cómo un grupo de personas se han constituido en una “casta política”: pretenden pasar de un ministerio a una curul, de una alcaldía (¡hubo un alcalde de San José por 23 años!) a una junta directiva bancaria, etcétera.
Ante la renuncia reciente de varios jerarcas para postularse a diputados, me asalta esta inquietud: una de dos, ¿serán patriotas altruistas o no saben hacer nada más que ser políticos?
Francisco Barrientos B., Coronado
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