
Si hay algo que temen José Miguel Corrales y Miguel Angel Rodríguez es ser etiquetados como neoliberales. Por eso, los dos aspirantes presidenciales -a los que las encuestas ponen como rivales en las elecciones del domingo 8 de febrero de 1998- rehúyen cualquier situación que pueda presentarlos como afines a ese "demonio".
En las elecciones de 1994, el voto hacia Rodríguez se vio afectado, entre otros factores, porque Liberación Nacional logró encasillarlo como tal. Es más, logró clasificar la palabra neoliberal en el diccionario tico como un símil de "enemigo de la clase laboral".
Todo comenzó cuando Rodríguez impulsó en 1993 el Programa de Ajuste Estructural III. Figueres, entonces como candidato, opuso los términos en que estaba redactado: "Aquí se hará un PAE a la tica". Y nunca se hizo, ni al estilo del Banco Mundial ni del Figueres, por las múltiples discusiones.
Esa filosofía de que mucho se iba a hacer "a la tica" no fue más que una promesa incumplida de campaña porque este Gobierno, sin duda, ha sido muy neoliberal. Lo dijo The New York Times, el lunes 30 de setiembre: "Desde que asumió el poder hace dos años, el señor Figueres, de 41 años y graduado en West Point, recortó la planilla estatal y cerró un ferrocarril del Gobierno. Aceptó vender algunas empresas estatales y permitir la inversión privada en otras. Al mismo tiempo, su Gobierno aumentó los impuestos, rebajó los aranceles y reformó el sistema de pensiones, otrora renombrado por su generosidad."
Figueres y su Gobierno han sido neoliberales porque las circunstancias del país y del entorno obligan a proceder de esa forma con sistemas ya obsoletos o a punto de serlo.
Pero los temores asoman en Corrales y Rodríguez. Ninguno se atreve a hablar de apertura en el ICE o en Recope o de la privatización de los seguros porque la imposición de esa etiqueta tendría un gran costo electoral para cada uno.