Preocupados por la repercusión de una noticia difundida en algunos medios de comunicación, donde se relacionó el suicidio y el uso del antidepresivo paroxetina en niños y adolescentes, nos parece importante exponer nuestra opinión. Muchos pacientes nos consultaron solicitando información no solo sobre la paroxetina, sino sobre otros antidepresivos que tomaban, con el agravante de haber suspendido el tratamiento, por temor ante la noticia.
Cuando en medicina hablamos de “depresión” no nos referimos a un estado normal de tristeza, sino a una enfermedad muy frecuente, que puede aparecer a cualquier edad y que tiene al suicidio como una complicación hasta en un 15 por ciento de quienes la padecen. Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión es la enfermedad que causa mayor limitación y discapacidad en las personas en el mundo. La depresión puede aparecer con situaciones conflictivas, o sin ellas, en la vida de la persona.
Seguridad y tolerancia. La década de 1990 vio aparecer un nuevo grupo de medicamentos antidepresivos, los inhibidores de la recaptura de serotonina, que facilitaron el tratamiento de la depresión, tanto por su efectividad como por su seguridad y tolerancia. Hoy existe suficiente conocimiento científico para afirmar que los medicamentos antidepresivos son fundamentales en el tratamiento de la enfermedad depresiva. No existe evidencia científica concluyente de que algún antidepresivo pueda producir o inducir ideación suicida sino, todo lo contrario, una disminución del riesgo suicida.
La enfermedad depresiva no es una escogencia, el paciente ni “se la puede poner” ni se “la puede quitar”, no desaparece con que el paciente “ponga de su parte” y requiere tratamiento médico. La depresión puede producir limitación en la vida del individuo y la muerte a través del suicidio. Sin embargo, con el tratamiento adecuado tiene un buen pronóstico. Los antidepresivos deben ser prescritos por un médico con experiencia en el uso de ellos; el experto en estos casos es el especialista en Psiquiatría. El paciente nunca debe automedicarse ni suspender los medicamentos por su cuenta en forma abrupta.
Papel de la familia.En el caso de niños y adolescentes, como afirman en publicación reciente los doctores Birmaher y Brent de la Universidad de Pittsburg, los antidepresivos de escogencia en el tratamiento de la depresión son los inhibidores de la recaptura de serotonina porque han demostrado eficacia y seguridad. Pero es importante señalar que el tratamiento de la depresión debe ser integral, aún más en niños y adolescentes en que la familia tiene un papel muy importante. Los medicamentos no son mágicos: existen factores estresantes que pueden precipitar o agravar un episodio depresivo; por ejemplo: conflictos familiares, violencia doméstica, abuso de cualquier tipo, etc. Por ende, estos factores se deben tratar con psicoterapia en forma simultánea al uso de medicamentos antidepresivos.
Por último, creemos importante estimular al público a consultar al médico cuando tenga duda, antes de suspender un tratamiento. En el país existen organizaciones serias que pueden brindar información confiable, como la Fundación de Ayuda Contra la Depresión y la Ansiedad (FundAyuda), la Asociación Costarricense de Psiquiatría y el Colegio Costarricense de Neuropsicofarmacología.