En una sociedad libre y democrática como la nuestra, el papel que cumple la prensa como órgano fiscalizador es tan importante como necesario. De forma paralela, nuestro deber como funcionarios públicos nos obliga a una permanente rendición de cuentas en aras de garantizar la transparencia de los asuntos que nos han sido encomendados.
Eso sí, una cosa es investigar y denunciar con hechos comprobados, en su verdadero alcance, y otra muy diferente es hacer afirmaciones especulativas, que bien pueden confundir a la opinión pública en lugar de informar con apego a los hechos como son, no como podrían llegar a ser. Porque ese "podrían llegar a ser" puede siempre evolucionar en mil sentidos, y es allí precisamente donde se convierte en especulación, sobre todo si se afirma como un hecho ya consumado.
Me parece importante decir lo anterior porque el periódico La Nación -a pesar de que le brindamos gustosamente amplias entrevistas y de que le facilitamos la documentación del caso- insistió en afirmar en grandes titulares de primera página que al exministro de Turismo Rubén Pacheco se le han otorgado varias concesiones en el Polo de Desarrollo Turístico Golfo de Papagayo ( La Nación, martes 31 de mayo, primera página, y página cuatro de Nacionales: "Concesión a exministro se tramitó contra criterio técnico"), lo cual en estos momentos no solo no es la verdad, sino que va más allá de ella misma.
En ese título hay una afirmación de que al exministro se le otorgó la concesión ("Concesión a exministro."), por lo que no hay duda de que a muchos lectores tiene que haberles quedado la interpretación -errónea, por supuesto- de que la adjudicación ya se dio.
En las amplias explicaciones y los documentos aportados a este periódico, quedó claramente establecido que, con respecto al concurso de los ocho lotes, lo único que hay por el momento es una recomendación de adjudicación de parte del Consejo Director de Papagayo.
Una recomendación. Y una recomendación no es más que eso ya que la decisión, según lo establece la ley, la tendrá la Junta Directiva del Instituto Costarricense de Turismo, único ente que puede dar concesiones de ese tipo.
Además, en estos momentos y desde febrero de este año, todo el proceso ha sido detenido hasta que concluya una investigación de la Auditoria Interna.
Lo dicho en ese título es aún más grave porque afirma que la concesión se dio contra un criterio técnico. En esta aseveración hay un error de fondo porque las ofertas fueron analizadas por el Comité Evaluador, nombrado para tal efecto por el Consejo Director (sesión ordinaria 23-2004, del 3 de agosto de 2004), y su informe, por tanto, constituye la evaluación de las ofertas.
Una cosa es recomendar, y otra muy distinta es otorgar. Repito: las concesiones no se han dado, y lo único que existe es una diferencia de criterio entre el Comité Evaluador y el Consejo Director sobre el uso del suelo en dos de los lotes, donde el concursante ofertó de acuerdo con consulta hecha previamente a las instancias debidas dentro de la institución.
Igualmente se ha especulado y se han distorsionado los hechos cuando se pone a Bernardo Martín Moreno como concesionario (La Nación, lunes 30 de mayo: "Cónsul nombrado por Pacheco pretende una concesión en Papagayo"), cuando lo cierto es que ni su nombre, ni Somersen, ni Enjoy Somersen aparecen como solicitantes de ninguna de esas concesiones.
Las negociaciones que de forma particular pueda tener el señor Bernardo Martín con alguno de los concursantes, como potencial inversionista, es una negociación particular entre las partes. Esta es la verdad. Así de simple.