A lo que lleva la vagancia

Nicaragua, un país dariano, donde los poetas son legión.

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En Nicaragua, las fiestas que se celebran por estas fechas en conmemoración del nacimiento y la muerte de Rubén Darío, vecinas en el calendario, siguen siendo un rito de escenografía modernista: aún se elige a la Musa Dariana, que es una especie de reina de belleza coronada de mirtos, y las canéforas de su séquito visten túnicas griegas y sandalias doradas; se dan peregrinaciones a Ciudad Darío, el poblado natal del poeta, y abundan los certámenes de declamación y los concursos de poesía. Mientras tanto, su monumento de mármol de Carrara en un parque de la vieja Managua, vecino a la casa presidencial, y donde se enseña vestido de peplo griego, ha sido víctima otra vez de los vándalos, que suelen arrancar del conjunto trompetas, liras y cornucopias.








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