Tres funcionarios de la Embajada de Chile, en San José, murieron ayer a manos de un oficial de la Fuerza Pública que tomó la sede diplomática aparentemente molesto porque lo trasladarían de puesto.
Tras matar a los tres diplomáticos, y permanecer varias horas con siete rehenes, el oficial José Orlando Jiménez Jiménez, de 54 años de edad, se quitó la vida de un balazo a la altura de la barbilla, señaló el Ministerio de Seguridad Pública mediante un comunicado.
La toma de la Embajada, ubicada en el barrio Dent de San José, se inició a las 3:45 p. m. y provocó una gran movilización policial y de la Cruz Roja.
Jiménez se encargaba de custodiar la legación suramericana desde hace cinco años.
No está clara la razón que llevó a Jiménez a tomar la sede diplomática.
Se investiga la versión de que habría actuado molesto porque horas antes había recibido la noticia de que se le trasladaría de su puesto en esa sede diplomática.
Las tres chilenos que murieron son el cónsul Cristhian Yuseff, el Primer Secretario Roberto Nieto, y la secretaria Rocío Soriego.
“Es una tragedia, son hechos terribles” ,dijo al ministro de Seguridad, Rogelio Ramos tras confirmar las tres muertes.
“Él no dejó ningún mensaje ni explicó porqué lo había hecho”, agregó Ramos, al referirse a la actuación de Jiménez.
Siete sobrevivientes, entre ellos las costarricenses Jeannete Víquez y Cecilia Montero, fueron rescatadas de la sede diplomática a eso de las 10 de la noche y llevadas en ambulancias de la Cruz Roja a diferentes sitios.
Decidido a matar
La versión inicial que manejan las autoridades indica que Jiménez ingresó a la sede diplomática armado con un fusil M-16 dispuesto a matar.
Fue así como inicialmente disparó contra el cónsul Cristhian Yuseff, luego contra el Primer Secretario Roberto Nieto y finalmente contra la secretaria Rocío Sariego.
Estas víctimas se hallaban en una misma oficina.
De inmediato, Jiménez se trasladó a otra oficina de la sede diplomática aparentemente a buscar a otras víctimas.
En ese momento siete funcionarios se hallaban escondidos en otra sección y lograron evitar su ingreso al cerrar con llave la puerta de la habitación, la cual reforzaron con varios muebles.
Aparentemente Jiménez hizo varios disparos contra la puerta pero aún así no logro penetrar.
La Policía presume que Jiménez permaneció en la sede diplomática con los otros rehenes por varias horas.
Sin embargo, nunca aceptó negociar y cuando las autoridades decidieron ingresar alrededor de las 10 p. m. ya había fallecido.
Hallazgo de los cuerpos
Una de las primeras personas en ingresar a la sede diplomática fue el médico Manuel Rojas Oreamuno de la Cruz Roja Costarricense.
Éste explicó que al entrar los sobrevivientes estaban en una habitación, mientras que los fallecidos permanecían en otro aposento.
Para este médico tres de los fallecidos tenían muestras de tener varias horas de haber muerto con la excepción del secuestrador, quien habría fallecido poco antes.
Sobre el estado de los sobrevivientes expresó: “Imagínese como podrían estar, Muy afectados sicológicamente, pero están bien. No están heridos. En este momento los estamos atendiendo”, relató el médico a eso de las 10:30 p. m.
La emergencia
La toma de la sede diplomática se inició a eso de las 3:45 p. m. y provocó una gran movilización de efectivos policiales y de socorristas de la Cruz Roja.
Al sitio se hicieron presentes el fiscal General de la República Francisco Dall’Anese y el canciller de la República Roberto Tovar Faja.
El embajador Guillermo Yunge no se encontraba en lugar porque estaba reunido en el hotel Radisson con el ministro del Interior de Chile, José Miguel Insulza. El funcionario llegó el lunes a Costa Rica para impartir una conferencia sobre comercio exterior.
Negociaciones
A las 6 p. m. el ministro Ramos apeló a una salida pacífica del secuestro. Hasta ese momento se desconocía la muerte de los funcionarios y la situación de pánico que sufrían los sobrevivientes.
“Le pido a Jiménez que recapacite y volvamos a la normalidad”, afirmó el Ministro a los medios de comunicación.
Ramos enfatizó que la vida de las personas es prioritaria y que no se realizará ninguna acción que pusiera en peligro la integridad física de las personas.
Un grupo de oficiales de la Policía Judicial entrenados en negociaciones en secuestros llegó al sitio para tratar de contactar a Jiménez.
Incluso, la Policía le entregó a un hijo de Jiménez un megáfono para que se comunicara con su padre, pero éste nunca respondió a los llamados.
colaboraron Irene Vizcaíno y Mauricio Herrera.