Los escolares costarricenses de tercer y sexto grados de zonas rurales tienen menos conocimientos en Matemática y Lectura que los de escuelas urbanas.
Así lo demostraron las pruebas internacionales elaboradas por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad y la Educación (Llece) y aplicadas aquí a 6.000 escolares de esos niveles en noviembre del 2006.
Estos exámenes, respaldados por la Unesco, fueron resueltos por niños de otros 15 países y del estado de Nuevo León de México.
En el caso costarricense, el peor nivel en Matemática de tercer grado lo obtuvo el 3,83% de los niños de zona rural, pero esa calificación solo la tuvo el 1,72% de los escolares de la región urbana.
En el mayor nivel de conocimientos se ubicaron el 16% de los alumnos de la zona urbana y el 10,49% del área rural.
En Matemática de sexto grado el 6,26% de los niños de zona rural quedó en el segundo nivel más bajo de conocimiento. En ese mismo estrato se ubicó el 3,40% de los niños de las ciudades.
Las diferencias en Lectura también son marcadas. El 2,24% de niños de tercer grado de la zona rural se ubicó en el nivel más bajo pero solo el 0,88% de escolares de la región urbana quedó ahí.
Mientras, en sexto grado el 41,15% de escolares de la región urbana tiene un nivel muy satisfactorio de lectura, en contraste con el 24,89% de la zona rural.
Razones. Félix Barrantes, jefe de Control de Calidad del Ministerio de Educación Pública (MEP), dijo que las condiciones educativas en la zona rural son muy distintas.
Citó que en muchas escuelas se dan tres horas de clase al día, pero en las urbanas se dan cinco.
“Esto se debe a que el maestro trabaja doble jornada”, dijo.
Además, en muchos de los centros educativos rurales los niños no reciben clases de Música, Inglés, Educación Física y Artes.
“Estas asignaturas mejoran el rendimiento en otras”, indicó.
Alejandrina Mata, viceministra del MEP, dijo que otra causa es que las familias tienen un nivel educativo más bajo y por eso apoyan menos a sus hijos en las tareas.
También, que la pobreza obliga a las familias a prestar más atención a solventar sus necesidades y por esos algunos niños deben trabajar. Otra causa de este rezago es que los maestros sin experiencia son contratados para trabajar en la zona rural. Cuando adquieren experiencia se trasladan a las urbes.
Mata aseguró que entregan más materiales didácticos a las zonas rurales e implementarán la perspectiva de la educación intercultural para reducir esa brecha.
Yadira Cerdas Rivera, directora de la división de Educación Rural de la Universidad Nacional (UNA), considera que es necesario que las escuelas rurales estén más vinculadas con el quehacer cotidiano de las familias de la zona.
“En lectura los niños leen textos sobre realidades que ellos ni siquiera conocen”, concluyó Cerdas.