“El riesgo de caídas aumenta con la edad. Pueden ser más peligrosas para los adultos mayores porque pueden causar fracturas, hospitalizaciones e incapacidad; sin embargo, es importante saber que la mayoría se puede prevenir”.
Con estas palabras, Carlos Roberto Cob Delgado, médico del Programa Normalización de la Atención a la Persona Adulta Mayor de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) resumió uno de los problemas más frecuentes que se ven en las consultas en los diferentes centros de salud.
Una de cada tres personas mayores de 65 años sufre al menos una caída al año; un alto porcentaje de ellas experimentará nuevas caídas en los meses siguientes.
“Lejos de ser un simple accidente, las caídas constituyen un desafío de salud pública que puede cambiar de manera radical la vida de una persona mayor y la de su entorno familiar”, afirmó el especialista.
¿Qué causa las caídas?
Cob aseguró que son múltiples los factores que se suman en estas edades para que se aumente el riesgo de caer.
Los primeros factores tienen que ver con el proceso de envejecimiento, que trae cambios naturales en la visión, el equilibrio, la fuerza muscular y la velocidad de reacción.
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Otros factores tienen que ver con enfermedades crónicas que son más comunes a medida que se envejece, como hipertensión, diabetes, enfermedad de Parkinson o deterioro cognitivo. Estos males pueden afectar la estabilidad y la marcha.
Además, el uso de múltiples medicamentos —en especial los que ocasionan sueño o somnolencia, los hipoglucemiantes o los fármacos para controlar la presión arterial— incrementa el riesgo de mareos o desmayos, y esto, a su vez, sube el riesgo de caídas.
Los hábitos de vida también influyen: la falta de ejercicio, el uso de calzado inadecuado o el consumo de alcohol aumentan la vulnerabilidad.
No obstante, el entorno del hogar y de la comunidad juega un rol determinante: pisos resbaladizos, iluminación insuficiente, escaleras sin pasamanos, alfombras sueltas o la ausencia de barras de apoyo en el baño son “trampas silenciosas que pueden provocar accidentes”.
Las consecuencias de las caídas

Una caída no es un simple traspié. En los adultos mayores esto puede representar varias consecuencias para la salud.
“Las consecuencias van mucho más allá de una lesión física. Si bien las fracturas, especialmente las de cadera y de muñeca, son complicaciones temidas, también son frecuentes los traumatismos craneoencefálicos, los hematomas y las heridas de consideración”, aseguró Cob.
Para el especialista, el impacto más profundo se manifiesta en la autonomía y la calidad de vida. Después de una caída, muchas personas desarrollan miedo a moverse, reducen su actividad cotidiana y se aíslan, lo que favorece la pérdida de fuerza muscular, la depresión y la dependencia de terceros.
¿Cómo prevenir caídas?
Cob aseveró que la mayoría de las caídas pueden prevenirse, pero para minimizar ese riesgo deben tomarse varias decisiones y cambios.
El especialista recomendó una revisión médica periódica, ya que permite detectar problemas de visión, audición o equilibrio, así como ajustar tratamientos que puedan provocar mareos o presión arterial baja.
Además, mantener la actividad física es clave: el adulto mayor debe hacer ejercicios que fortalezcan sus músculos y mejoren el equilibrio. Las caminatas, el tai chi, la natación o el baile reducen significativamente el riesgo de caídas en este sector de la población.
Esto también requiere cambios en el hogar. Una buena iluminación, retirar obstáculos, instalar pasamanos y barras de apoyo en los baños, es parte de la prevención.
Asimismo, el uso de calzado firme y antideslizante ayuda a la prevención.
“El papel de las familias y las personas cercanas es fundamental. Escuchar al adulto mayor cuando expresa miedo, mareos o debilidad, reforzar su confianza y alentarla a mantenerse activa son gestos que protegen tanto su seguridad física como su bienestar emocional. La prevención de caídas es, en esencia, un esfuerzo de la sociedad en su conjunto”, concluyó Cob.
