Monseñor Hugo Barrantes Ureña no tiene el camino fácil. Como arzobispo metropolitano, es el llamado a sacudir de la inercia a la Iglesia Católica, que se ha quedado rezagada ante los cambios sociales del país.
Monseñor Hugo Barrantes Ureña no tiene el camino fácil. Como arzobispo metropolitano, es el llamado a sacudir de la inercia a la Iglesia Católica, que se ha quedado rezagada ante los cambios sociales del país.
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