Parecían hormigas en busca de azúcar, pero en realidad eran personas que deseaban salsa –no de la que se come, sino de la que se canta y baila–.
Estaban en el lugar indicado. Palmares ayer era una capital de la salsa. El plato fuerte de la tarde fue el concierto del puertorriqueño Pedro Conga y su Orquesta Internacional.
Mas fueron en total cuatro horas de pura salsa. La última hora fue responsabilidad del maestro de las congas, mientras las otras tres quedaron en manos de Timbaleo y Los Brillanticos.
Todo empezó a eso del mediodía de ayer, cuando la procesión de gente –acompañada de sus hieleras llenas de refrescos y cervezas– se aproximaba a la tarima de los conciertos de las fiestas 2003 de Palmares.
El viento convirtió el lugar en un polvazal, pero eso no alejó al público, que terminó por llenar el sitio.
Con solo 15 minutos de retraso, a las 12:15 p. m. los de Timbaleo empezaron la fiesta.
Sin embargo, a los salseros locales les costó calentar el ambiente enfriado por nubes que taparon el sol y por el deseo del público de bailar, únicamente, al ritmo de Pedro Conga.
Los Brillanticos tuvieron mejor suerte con el público, que para el momento en que empezaron a tocar (1:45 p. m.) ya estaba más caliente.
Algunas parejillas bailaban con el ritmo de los artistas nacionales, mientras otros esperaban al intérprete puertorriqueño.
A pura conga
Después de tres horas de salsa en voz nacional, Pedro Conga y su Orquesta Internacional hizo la gran entrada, a las 3 p. m.
Pedro, detrás de sus congas dejó el espacio abierto para las voces de los dos cantantes de su orquesta: Rafy Cruz y Edgardo.
El concierto arrancó con Me niegas tanto amor. Luego, vino la conocida No te quites la ropa, al tiempo que las muchachas del público suplicaban que Edgardo se quitara la camisa, al menos, pero no lo lograron.
El rubio cantante sí se quitó su crucifijo para obsequiárselo a una de las jóvenes que se encontraba cerca de la tarima, pero el regalo venía con precio: ¡un beso!
Con algo de chistes y conversación sobre el escenario, los puertorriqueños trataron de interactuar con el público, pero la gente prefería escucharlos cantar.
Entonces, los salseros siguieron en lo suyo.
Tocaron Amor a primera vista, Que se vaya, Eso me gusta, Solo me importas tú y Regresa.
Con Si supieras, los puertorriqueños cerraron la presentación de tan solo 55 minutos.
Sin siquiera pedir “otra”, la gente empezó su procesión de regreso a los juegos y comidas de las fiestas. Mientras tanto, en el lugar del concierto solo quedó el recuerdo de las melodías de amor y mucho, pero mucho, polvo.