Un gigante duerme bajo la plaza de la Cultura, en el centro de San José: el edificio subterráneo que alberga los museos del Banco Central.
Entre las gruesas capas de concreto que dan forma a sus muros, están resguardadas invaluables objetos antiguos y hasta milenarias, que cuentan cómo se fue construyendo lo que en la actualidad conocemos como Costa Rica.
Sin embargo, esta estructura es también un importante actor de la historia arquitectónica del país y por ello, se convierte en una pieza más para ser apreciada, al recorrer los rincones del Museo del Oro Precolombino, que reabrió sus puertas desde el 7 de enero pasado, tras un proceso de remozamiento que tardó seis meses.
“La renovación implicó abrir espacios para que el público tenga mejor acceso y mejor capacidad de aprecio sobre lo que el edificio en sí mismo aporta a la cultura nacional y a la historia de la arquitectura”, destacó Virginia Vargas, directora Ejecutiva de los Museos del Banco Central.
El diseño de los Museos del Banco Central estuvo a cargo de los arquitectos costarricenses Édgar Vargas, Jorge Bertheau y Jorge Borbón. La estructura alberga las colecciones de arqueología, numismática y arte de la entidad.
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Según la funcionaria, los costarricenses no conocen la importancia que tiene este recinto, el cual fue incluido en el 'Atlas de arquitectura mundial’, por ser una de las 800 estructuras mejor diseñadas entre 1900 y 1999, según la editorial inglesa Phaidon Press Limited.
“Es único el edificio, es único el patrimonio que alberga. La voz que tienen ambos es importante y eso es lo que queremos comunicar”, explicó Vargas.
Por ello es que se decidió prescindir de algunos espacios de la anterior muestra, como el bosque o Finca 4, que cubría parte de las paredes del edificio, pero que ahora puedan ser apreciadas por los visitantes.
Justamente, el elemento arquitectónico fue el que más llamó la atención de Monserrath Gutiérrez, estudiante de ingeniería civil de 23 años, y su amigo Iván Córdoba, estudiante de ingeniería en sistemas de 21 años, quienes visitaron el museo por primera vez el pasado 8 de enero.
Los jóvenes expresaron sentirse sorprendidos por lo que encontraron al ingresar al edificio subterráneo y por el aprovechamiento del espacio.
“De hecho los primeros comentarios que hacíamos era, sobre la estructura, la distribución; me encantó”, indicó Gutiérrez.
“Me sorprendió bastante. Nunca se me ocurrió que estuviese tan bonito, estructuralmente hablando”, dijo Córdoba.
El edificio también puede ser mejor apreciado con el cambio que se hizo, en la forma en la que debe hacerse el recorrido.
La renovación trajo consigo una modificación a la sala de exhibiciones temporales, que anteriormente se ubicada en el segundo piso, para que este nivel también pasara a formar parte del Museo del Oro Precolombiono, que se encontraba limitado únicamente al tercer .
La sala de temporales se ubica ahora en el primer piso del edificio subterráneo, que es donde también se hacen exhibiciones de arte y de numismática.
De esta forma, las personas cuando ingresan a la estructura, deben tomar el ascensor hasta el tercer piso, para iniciar el recorrido de la actual colección.
A estos cambios se suma la inclusión de más lugares de descanso para los visitantes.