El viernes 26 de junio cayeron sobre el Monumento Nacional Guayabo, en Turrialba, 407 milímetros de lluvia, es decir, en un solo día, ese sitio recibió la mitad del agua correspondiente a nueve días de temporal en la zona.
Vea galería: Lluvias causaron estragos en Monumento Nacional Guayabo.
La información proporcionada por el Instituto Meteorológico Nacional hace pensar a los expertos que del 20 al 28 de junio, el sitio precolombino Guayabo marcó un récord histórico en cuanto a cantidad de lluvias.
Las mediciones fueron hechas por la estación meteorológica ubicada en ese parque.
“El promedio mensual histórico de este lugar es de 328 milímetros, esto significa que en cuestión de los nueve días que duró el temporal, se acumuló casi 3 veces lo que llueve normalmente en todo el mes”, explicó el meteorólogo Luis Fernando Alvarado.
Esa cantidad de agua causó estragos en este parque arqueológico y natural, por lo que las autoridades del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) tomaron la decisión de cerrarlo hasta nuevo aviso.
El Monumento Nacional Guayabo es un sitio arqueológico que resguarda vestigios de una aldea precolombina. Se pueden apreciar calzadas, montículos, tumbas, acueductos, terrazas, escalinatas, plazas, petroglifos (piedras con inscripciones) y otras estructuras edificadas por las sociedades que habitaron esa zona entre el 1.000 a.C. y el 1.400 d.C.
El viernes 3 de julio, un equipo de La Nación acompañó a un grupo de especialistas en un gira de inspección por el sitio, para realizar un recuento de los daños.
Los expertos, de varias especialidades, integran la Comisión Interinstitucional Asesora (CAI), cuya misión es el diseño y ejecución del Plan para la Conservación y Restauración del Monumento Nacional Guayabo.
Peligro latente. Según lo comprobó este diario, los principales daños ocurrieron en la infraestructura para los visitantes.
El sendero Los montículos, que mide 1.600 metros de longitud, quedó socavado bajo gruesas capas de lodo y agua.
En uno de los tramos, incluso, se abrió un enorme hueco.
La raíz del problema fue el desbordamiento de una quebrada cercana llamada La Chanchera.
Según explicó el arqueólogo Rodolfo Tenorio, administrador del Monumento Nacional Guayabo, la enorme cantidad de lluvia caída generó que se rebasara la quebrada.
“Además, hay un árbol que obstaculiza el cauce de la quebrada, y ahí se formó un tapón de troncos, ramas y raíces que hizo que el agua se desviara hacia el sendero”, agregó Tenorio.
Toda la piedrilla que formaba el sendero se lavó y en su lugar quedaron capas de barro, basura y charcos.
El agua de la quebrada La Chanchera se desvió y arrastró basura y sedimentos hasta la calzada Caragra, un camino de piedra de 170 metros de longitud que conecta la entrada al sitio con los montículos de la plaza mayor.
La fuerza del agua también lavó una especie de mortero que une las piedras grandes de la calzada. “Es una técnica que se llama arquitectura de piedra seca. Es una especie de argamasa formada por piedrecillas, tierra y cascajo. La mezcla se apelmazaba hasta formar una masa consistente que mantiene unido todo el conjunto de piedras más grandes”, explicó la restauradora del Museo Nacional, Ana Eduarte.
La desaparición de este mortero genera problemas de inestabilidad en este camino de piedra.
En algunos tramos de la calzada, como en la escalinata, se pueden observar desprendimientos de piedras. También se produjeron empozamientos en varios sectores del conjunto arqueológico, como en las cercanías del área de los estanques.
Los especialistas concuerdan en que a pesar de los azotes de la lluvia, en términos generales, las construcciones arqueológicas sufrieron afectaciones menores.
“El diseño original de las estructuras en este sitio fue pensado para minimizar los factores de riesgo, como un terreno irregular, y las condiciones del clima”, detalló el arqueólogo Gerardo Alarcón, de la Escuela de Antropología de la Universidad de Costa Rica. “Estos pueblos precolombinos construyeron canales, estanques y terrazas para evitar derrumbes, inundaciones y otros incidentes causados por el relieve del terreno, el agua subterránea, el agua de lluvia”, agregó.
El administrador del Monumento, Rodolfo Tenorio elaboró un informe que fue entregado a la Comisión Nacional de Emergencias, a la espera de que se puedan tramitar los fondos para la restauración por una vía más rápida. El monto para la reparación de senderos y estructuras arqueológicas es ¢21 millones.