Cutris (San Carlos). El pago por la liberación del finquero Guillermo Herrera Matamoros se hizo con dinero marcado.
Fuentes policiales dijeron que los ¢600.000 en efectivo se entregaron a los secuestradores en billetes de ¢5.000 y ¢10.000, cuyas series fueron previamente registradas, lo cual facilitaría la localización del dinero.
Herrera, un empresario ganadero y forestal de Chamorro de Cutris, San Carlos, fue secuestrado el sábado a las 9 a. m., pero ocho horas después logró la libertad cuando su esposa, Ángela Bustos, entregó la plata a los plagiarios, que inicialmente pedían ¢5 millones.
Aunque después de la liberación efectivos de la Fuerza Pública, de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS) y del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) comenzaron la persecución de los sujetos, hasta ayer no había sido posible localizarlos.
El rastreo se reinició ayer a las 5 a. m., cuando las patrullas recorrieron lugares como Coopevega, San Juan, Moravia, El Jocote y Cutris de San Carlos y llegaron hasta la margen costarricense del río San Juan.
Únicamente se encontraron ocho casquillos y un magazín nuevo para AK-47.
La policía presume que se trata de tres sujetos de nacionalidad nicaragüense, que conocen bastante bien la región fronteriza con Nicaragua, además de que manejan información sobre los últimos acontecimientos mundiales.
Con base en las descripciones que hicieron Herrera y Leandro Rojas, otro finquero que también fue secuestrado pero que logró evadirse, se confeccionaron retratos hablados, los cuales se espera que estén listos hoy.
Temor
De acuerdo con las declaraciones que dieron Herrera y Rojas, las autoridades comenzaron a alertar a otros finqueros de la zona limítrofe.
Herrera contó que durante las ocho horas que duró el secuestro los sujetos insistieron en preguntar por siete personas dedicadas a actividades agrícolas y forestales.
“Es factible que intenten otros secuestros, máxime que en este caso resultó positivo”, comentó una fuente policial.
El finquero Guillermo Herrera comentó que desde hace dos años le había dicho a su esposa que debían prepararse ante la eventualidad de un secuestro.
“Quizá esas discusiones sobre cómo actuar hicieron que nos mantuviéramos serenos, pero sentí miedo cuando estaba ordeñando y me punzaron la espalda con la AK”, agregó el finquero.
Herrera dijo que no va a abandonar la zona porque eso sería contribuir a que la gente sienta miedo y también decida salir.
Por su parte, Leandro Rojas, quien huyó al aprovechar un descuido de los secuestradores, solicitó al Gobierno que refuerce la policía de Coopevega y Chamorro y que arregle los caminos.