Los "mandados" diarios y las visitas que realizan los diputados a sus comunidades durante los fines de semana cuestan en promedio ¢538 millones anuales a la Asamblea Legislativa.
El 60 por ciento de ese monto (¢367 millones) corresponde al pago de salarios y cargas sociales de 39 choferes y cinco funcionarios administrativos que laboran en la Unidad de Transportes del Congreso.
Así consta en una reciente estimación de costos elaborada por la Dirección de Servicios Generales del Primer Poder de la República.
El estudio proyecta un gasto de ¢2.151 millones en ese renglón para los próximos cuatro años, lo cual preocupa a las autoridades legislativas.
Por mes la erogación asciende a ¢45 millones.
De lunes a jueves una flotilla compuesta por 42 vehículos de lujo está al servicio de los legisladores con chofer incluido y tanque de combustible lleno.
Entre semana, los diputados utilizan el transporte legislativo para realizar gestiones ante instituciones públicas.
Pero, en algunos casos, el servicio incluye el traslado a sus casas de habitación.
De viernes a domingo los legisladores están autorizados para trasladarse a sus comunidades en vehículos del Congreso.
Según el presidente de la Asamblea Legislativa, Ovidio Pacheco, las giras aumentan considerablemente el gasto en transporte. Todo ello debido al pago a los choferes de un salario, viáticos y horas extras.
Por ejemplo, entre marzo del 2000 y marzo del 2001 el Congreso pagó, en promedio, 4.000 horas extras a los conductores.
Otto Guevara, uno de los pocos diputados que no se moviliza en esos carros, aseguró que los vehículos son utilizados para hacer "campaña política".
Félix Mena, secretario de la Unión de Trabajadores Legislativos, opinó que, si los diputados pudieran comprar vehículos exonerados de impuestos, se resolvería el problema. Esa práctica fue eliminada años atrás.