Esta es una historia corta y con un final muy común en Costa Rica. Hubo en San Pedro de Montes de Oca un “antiguo higuerón” que se convirtió en referencia, aun después de caído, para todas las direcciones de los alrededores; hubo en el mismo lugar un segundo higuerón jovencito –diz que hijo del anterior– plantado por la Municipalidad y que hace poco también desapareció.
Según cuentan los vecinos, el higueroncito ya seguía los pasos de su antecesor y servía para que muchos comenzaran a contar desde allí cuadras hacia el este, oeste, norte o sur.
No obstante, murió antes de que muchos notaran que allí había un nuevo higuerón.
Su deceso era un misterio hasta que se conversa con los vecinos. El pequeño árbol estaba algo seco y en Semana Santa fue víctima del vandalismo: alguien lo incendió, cuenta Francisco Luna, de la Repostería y Panadería Luna, ubicada en el edificio El Higuerón.
¿Mano criminal?
Su versión es avalada por Henry Calderón y Allan Miranda, de la Farmacia Kuhn –ubicada al costado este del “antiguo higuerón”–. “Estaba enfermo, nunca prosperó y nadie sabe la razón”, afirmó Calderón.
Miranda recordó que un día llegó y solo vio que salía humo del extinto árbol.
Alexánder Pérez, del Servicentro El Higuerón, insinuó que hubo “mano criminal”: “La 'muni' los pone, pero la gente les pone algo que los seca. Ese árbol llegó a florear y extrañamente se secó en pleno invierno”.
También circula otra versión: el higuerón se “deprimió” de vivir entre basura, vidrios y falta de cuido.
La Municipalidad de Montes de Oca solo aportó incertidumbre. Gustavo Lara, encargado de Gestión Ambiental, afirmó que el árbol en cuestión era cualquier parásito, a pesar que hace más de un año la Municipalidad dijo que sembró un higuerón y que no había planes de sembrar otro.
Trascendida la noticia de su muerte, los vecinos lo sienten y lo lloran. Ellos tienen esperanza de que algún día otro higuerón sea plantado y cambie esta historia de muerte, de desidia y de muchos “no sé nada”.