Upala (Alajuela). La reciente colocación de nuevos mojones auxiliares en la frontera con Nicaragua vuelve a generar malestar, intranquilidad e incertidumbre entre vecinos de este cantón.
Esta vez son los habitantes de La Victoria –29 kilómetros al norte de la ciudad de Upala–, quienes cuestionan la nueva demarcación de la línea divisoria que nuestro país y Nicaragua acordaron en 1993.
Los productores agropecuarios Santiago Juárez, Óscar Vargas, Mario Flores y Roberto Ubau, entre otros, denunciaron que debido al reamojonamiento que se hizo en julio, gran parte de sus tierras quedaron del lado nicaragüense.
Afirmaron que, en algunos casos, la línea divisoria la corrieron hasta un kilómetro dentro de territorio costarricense. “Esto significa que Nicaragua ensanchó su territorio en detrimento del nuestro”, afirmó el ganadero Vargas.
El viernes, una comisión vecinal empezó a levantar una lista de quienes se consideran perjudicados y la porción de tierra que, según ellos, perdió Costa Rica.
De repente
Mario Jarquín detalló que sorpresivamente el mes anterior funcionarios del Instituto Geográfico Nacional (ING) y del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter) aparecieron en sus fincas y, sin dar explicaciones, instalaron los mojones.
“Cuando se intentó pedirles explicaciones se limitaron a decirle que ya no se podía hacer nada, que así lo habían acordado los dos gobiernos”, agregó.
Los afectados pidieron a la Municipalidad de Upala que intervenga y solicite al Ministerio de Relaciones Exteriores información sobre el particular.
La historia no es nueva. En 1994 el trazado de la línea divisoria dejó las tierras y casas de 35 familias de Jomusa de Upala en el lado nicaragüense. Entonces, presionados por las autoridades del vecino país, emigraron a Aguas Negras de Los Chiles, sin recibir indemnización alguna.
Un pedacito
Anteayer una comisión vecinal empezó a levantar una lista de quienes se consideran perjudicados y la porción de territorio que alegan haber perdido.
Santiago Juárez, nacido hace 27 años en La Victoria, se considera entre los más perjudicados porque 20 de las 25 manzanas que le heredó su padre quedaron en el sector nicaragüense.
Él produce chile picante, arroz y frijoles, pero está muy inquieto por lo que sucedió.
La situación de su colindante, Roberto Ubau, es muy parecida. “Cuarenta manzanas se fueron para el otro lado y considero que no es justo pues desde niño tuvimos absoluta seguridad de estar en suelo costarricense”, declaró.