A partir del 2026, el Ministerio de Educación Pública (MEP) aplicaría una nueva prueba nacional estandarizada tanto en primaria como en secundaria. Lo anterior siginifica que la actual evaluación, cuestionada por especialistas en educación y que se implementó hace apenas dos años, en el 2023, sería eliminada.
Según Leonardo Sánchez Hernández, ministro de Educación, el cambio en el formato de evaluación es parte del plan de trabajo que presentará el MEP.
La intención, según el ministro, es que las futuras pruebas no tengan el efecto compensatorio que tienen los exámenes actuales.
Hoy, aun si un alumno saca un mal resultado en alguno de los exámenes, es posible que obtenga el título porque su nota final será el reflejo de la sumatoria de las puntuaciones logradas en todas las asignaturas. En cambio, el nuevo examen evaluaría cada asignatura en forma independiente, como se hacía antes.
“Consideramos que la macroevaluación tiene que evolucionar hacia una serie de pruebas por asignaturas individuales, con toda la robustez estadística que ameritan unas pruebas que nos permitan entender, en detalle, en dónde están las fortalezas y debilidades de los estudiantes tanto en primaria como en secundaria”, detalló Sánchez.
Otro de los aspectos más cuestionados en las pruebas actuales es la presentación de los resultados con la analogía del semáforo. Esto significa que se usa el verde para decir si el estudiante tiene un nivel avanzado, el amarillo para el intermedio y el rojo para el básico. Esta metodología, señalan los especialistas, impide conocer el estado real del desempeño de los alumnos.
Según el ministro Leonardo Sánchez, las nuevas pruebas contemplan una forma diferente de presentar los resultados. Sostuvo que, además de dar a conocer la información “de manera expedita”, se contaría con mayor análisis.
“El nivel de detalle será mucho más amplio que agregarlo en tres grupos. Tengo que decirle al estudiante que, en matemáticas, está bien en a y b, pero mal en x y z, para que el docente tenga realmente herramientas con un plan de nivelación que haga la Dirección Curricular”, aseveró el jerarca.
Además, adelantó que los alumnos volverían a realizar una prueba de escritura. Este 2025, se iniciaría un plan piloto y, en el 2026, se implementaría con las nuevas pruebas que serán sumativas. Está pendiente de definirse si esta se incluirá dentro del examen o si se realizará por aparte.
Los escolares que cursan sexto grado en este 2025, así como los colegiales de undécimo y duodécimo año, sí tendrán que realizar la Prueba Nacional Estandarizada actual, que para este año representa el 50% de la nota y que tiene un efecto compensatorio.
Presentación de nueva propuesta
Sánchez presentará un nuevo plan de educación después de tres años de periodo de la actual administración. La anterior jerarca del ramo, Anna Katharina Müller Castro, nunca presentó la llamada Ruta de la Educación. En mayo, ella afirmó que no la divulgó porque “no le dio la gana”.
El actual ministro, quien asumio el cargo el pasado 1.° de febrero, comentó que el primer eje del plan está enfocado en fortalecer la lectoescritura y las matemáticas.
Sánchez sostuvo que, para robustecer “el tema curricular”, es necesario tener el mejor diagnóstico y detalles posibles para poder “tomar las mejores decisiones”.

“Creo que en el contexto en el que estamos, necesitamos tener pruebas más robustas, que generen información más detallada y más sólida para la toma de decisiones.
“Esta información la toma la Dirección de Desarrollo Curricular para hacer sus planes de reforzamiento y nivelación. Ellos necesitan datos por cada asignatura, por regiones y por centro educativo”, apuntó.

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El jerarca detalló que los cambios serán presentados ante el Consejo Superior de Educación (CSE) en las “próximas semanas”. Allí se definirá si la nueva prueba tendrá una aplicación diagnóstica y otra sumativa como se ha hecho entre el 2023 y el 2025. También, se determinará el porcentaje que representará examen en la nota final del alumno.
Pruebas nacionales criticadas
Las actuales Pruebas Nacionales Estandarizadas, que se empezaron a aplicar en el 2023, han sido cuestionadas por diferentes voces del sector educativo.
Hasta el pasado 13 de junio, el MEP no había divulgado públicamente el resultado de las pruebas sumativas realizadas, entre setiembre y noviembre del 2024, a escolares y colegiales. El ministro aseguró que dio la instrucción para que se presenten esta semana.
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Pablo Chaverri Chaves, del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional (Cide-UNA), señaló que lo más cuestionable de los actuales exámenes es que carecen de un diseño metodológico claro y que, por ello, “no pueden ofrecer prácticamente ninguna retroalimentación al desempeño educativo”.
“¿Qué aprenden nuestros estudiantes? ¿Cuál es el perfil de aprendizajes logrados por los estudiantes al graduarse de primaria y secundaria? Por ejemplo, ¿cuál es el nivel del inglés con el que sale un graduado del sistema educativo costarricense? El hecho de que como país sigamos sin poder responder estas preguntas cruciales de forma detallada y censal es desastroso”, afirmó.
Para Chaverri, las pruebas que implementó Anna Katharina Müller en el 2023 no fueron capaces de describir detalladamente los aprendizajes de los estudiantes.
Señaló que clasificar a los estudiantes en “avanzado”, “intermedio” y “básico” sin poder dar una descripción de lo que significa cada nivel implica que no se sabe de dónde viene tal clasificación y esto refleja improvisación.
“La anterior ministra nunca tuvo claridad de qué sistema de evaluación pretendía e hizo afirmaciones sin sustento, como por ejemplo que la evaluación iba a permitir tomar decisiones educativas.
“Para poder tomar decisiones educativas necesitamos primero identificar problemas específicos, y las pruebas realizadas nunca aportaron evidencia de tener esta capacidad.
“Por el contrario, hacían evaluaciones muy gruesas y muy generales cuya utilidad educativa práctica es nula”, comentó el investigador.

Especialistas: sería un paso en la dirección correcta
Para Eiliana Montero Rojas, especialista en evaluación educativa, la creación de nuevas pruebas sería un paso en la dirección correcta. Eso sí, consideró que se requiere mucha más información, como la de la metodología, para emitir un criterio más amplio.
La académica recordó como diferentes especialistas han expresado la necesidad de este tipo de cambios y reiteró que le preocupa que las nuevas pruebas continúen teniendo peso en la promoción de los estudiantes, debido a los desigualdades que existen en los centros educativos de zonas más vulnerables y que coloca a sus alumnos en desventaja.
“El hecho de que se incorpore una evaluacion de escritura me parece una decisión excelente (...). Lo que falta es una prueba de oralidad; a esa todavía no se ha podido llegar”, comentó Montero.
Para Pablo Chaverri, se estaría yendo en la dirección correcta siempre y cuando estas pruebas se enfoquen en evaluar los aprendizajes en forma detallada y que, además, ofrezcan retroalimentación a cada estudiante sobre su desempeño.
“Para poder saber si esto va a ocurrir, se necesita conocer el modelo metodológico del sistema de evaluación en detalle y esa información no está disponible”, manifestó.
El investigador estimó que al actual ministro no le daría tiempo de montar, poner a operar y validar un sistema de evaluación de los aprendizajes robusto, debido al poco tiempo que le queda en el cargo, a lo complejo de construir este sistema y “a los tres años desperdiciados en educación”.
“A tres años de gobierno ni siquiera se cuenta con un plan nacional de educación que detalle cuáles son las metas de política educativa de la presente administración.
" A esto se suma que la inversión educativa en lugar de acercarse al mandato constitucional del 8% del producto interno bruto (PIB), más bien está retrocediendo.
“Es realmente lamentable el retroceso educativo que estamos viviendo. Ningún país se puede desarrollar sin un sistema educativo robusto y no se puede tener una buena educación sin una buena evaluación”, aseveró.
Karla Salguero Moya, exviceministra académica del MEP, señaló que llama la atención que se plantee un nuevo cambio en este momento, porque las pruebas estandarizadas llevan procesos muy complejos y técnicos en su elaboración y requieren de tiempo para ir haciendo ajustes pertinentes.
La educadora resaltó que hacer una nueva modificación a las evaluaciones podría “no ser un cambio muy saludable”, porque aún no se ha pasado por el proceso de maduración de las pruebas estandarizadas actuales que permita identificar cómo pueden ajustarse.
“En esto del sistema educativo siempre hay ajustes para ir construyendo, pero cambiar completamente la prueba y darle nuevo enfoque podría ser un riesgo que el sistema educativo no debería tomarse porque donde deberíamos estarnos enfocando no es solo en las evidencias que ha generado las pruebas nacionales estandarizadas nacionales, sino en la información que ofrecen pruebas nacionales estandarizadas como PISA, ERCE y otras que nos van diciendo dónde hay que trabajar en el fortalecimiento de los aprendizajes en los estudiantes”, comentó Salguero.
Al respeto, el ministro Sánchez aseguró que conversó con la Dirección de Evaluación y Calidad del MEP para hacer análisis estadisticos a partir de las bases de datos que ofrecen fuentes como el Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) y el Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés).
“Son pruebas que están hechas para medir competencias de los estudiantes y tienen una serie de factores asociados que permiten entender porqué un estudiante sale con ciertos niveles; es entender la integralidad”, aseveró.
Salguero reiteró que la implementación de nuevas pruebas podría no ser lo más pertinente porque no se conocen las pretensiones de la siguiente administración que asumiría en mayo del 2026.
Para el jerarca del MEP, el cambio “será importante y un “legado” para que en la próxima administración “tenga las herramientas e insumos suficientes”.
Cambios recientes en las pruebas nacionales
En Costa Rica, las pruebas nacionales estandarizadas se aplican desde 1950, según recordó Karla Salguero.
En 1989, se empezaron a aplicar las que conocemos como los exámenes de bachillerato que se realizaron durante 30 años a los estudiantes de último año de secundaria. En el 2019 dejaron de realizarse.
En el 2019, se anunció la aplicación de las pruebas de Fortalecimiento de Aprendizajes para la Renovación de Oportunidades (FARO) para escolares de quinto grado, colegiales de décimo año de centros educativos académicos y de undécimo en técnicos.
En junio del 2022, el Consejo Superior de Educación (CSE) eliminó estas pruebas tras una propuesta de la entonces jerarca del MEP, Anna Katharina Müller.
En el 2023, el MEP empezó a aplicar las Pruebas Nacionales Estandarizadas que se realizarían por última vez este 2025, en caso de aprobarse el plan propuesto por el actual ministro, Leonardo Sánchez.
