Los niños que todavía no han cumplido su primer año de vida persisten como las principales víctimas de violencia intrafamiliar en Costa Rica. Desde 2023, el Ministerio de Salud lo ha advertido, y este año la situación no ha cambiado.
Datos del Ministerio compartidos este 27 de junio señalan que, hasta el 14 de junio, se habían dado 10.365 atenciones por violencia intrafamiliar, lo que representa 197,6 consultas por cada 100.000 habitantes.
Sin embargo, cuando se desglosa por grupos de edad, se observa que los menores de 12 meses tuvieron 565,5 atenciones por 100.000 habitantes en ese rango etario. Esta cifra representa 2,86 veces el promedio nacional.
Estos son los casos en los que hay una denuncia o una atención médica y esto permitió que quedara en los registros del Ministerio de Salud. Sin embargo, la cifra real puede ser mayor si se considera la cantidad de hechos de violencia que no se notifican.
El segundo grupo con más agresiones es el de 10 a 14, con 395 atenciones por 100.000 habitantes, un 30,15% menos con respecto a la cifra de los más pequeños. Salud también detectó un aumento de las agresiones hacia este grupo de edad.
Pero al compararlo con otros grupos de edad la situación es más dramática. Quienes no cumplen su primer año de vida son agredidos 3,54 veces más que quienes tienen entre 20 y 24 años, y 5,46 veces más que quienes tienen entre 60 y 64 años.
“Se mantiene el aumento sostenido en los menores de un año, sobre todo por su vulnerabilidad y dependencia de sus padres o encargados. No poder defenderse, ni pedir ayuda ni comunicar las agresiones los convierte en víctimas directas de la violencia. Se insiste en la necesidad de redirigir los esfuerzos institucionales hacia estas poblaciones para que la detección temprana pueda prevenirse para evitar mayores riesgos, incluso la muerte”, cita el Boletín Epidemiológico del Ministerio de Salud.
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Tipos de violencia
Este reporte no evidenció los tipos de violencia por grupos de edad. Sin embargo, Salud ya se ha referido a este tema anteriormente.
“Las altas tasas de negligencia y abuso psicológico concuerdan con las poblaciones con más afectación, los niños pequeños y adultos mayores, que claramente tienen una alta dependencia de familiares y encargados”, dijo Salud en 2024.
La negligencia ocurre cuando hay descuidos o incumplimientos de los cuidados básicos para el desarrollo. En el caso de los menores de un año, la negligencia se pone de manifiesto al no darles la alimentación, el abrigo, las medidas de higiene adecuadas o la vigilancia necesaria.
El maltrato psicológico, por su parte, incluye poner en ridículo, intimidar, insultar, rechazar o humillar a un niño. Aunque podría pensarse que a esa edad no se percibe este tipo de maltrato, desde ese momento se comienza a construir la base emocional de los menores.
Sin embargo, este reporte indica que se ha dado, de manera generalizada, un aumento en los abusos físicos intrafamiliares en los últimos meses.
¿Cómo afecta la violencia a menores de un año?
De acuerdo con investigaciones internacionales, ser víctima o testigo constante de violencia hace que en las neuronas de la primera infancia (los primeros cinco años de vida) se produzca algo conocido como “estrés tóxico”, niveles muy altos de tensión que podrían afectar su desarrollo.
Cuando un niño vive, sin el adecuado acompañamiento de un adulto, constantes y prolongadas adversidades, como habitar en un entorno violento o experimentan agresiones constantes (sin importar el tipo), suelen padecer de estrés tóxico.
“Cuando un ser humano se encuentra ante altos niveles de estrés, la respuesta del cerebro aumenta. En un niño pequeño esto puede suceder ante cualquier cosa: un ruido fuerte, un sonido extraño, el encontrarse solo en una habitación. Entonces, el cerebro activa una alerta y usualmente también el niño llora; cuando un adulto llega a consolarlo, el nivel de estrés baja hasta desaparecer y el cerebro regresa a la normalidad.
“¿Pero qué pasa cuando el adulto no llega, o cuando ese tipo de estrés es constante y las hormonas de alerta no bajan o suben más de la cuenta? Cuando un menor está bajo estrés tóxico, se reducen las conexiones cerebrales”, explicó en una entrevista anterior Jack Shonkoff, profesor de salud infantil en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard y especialista en neurodesarrollo.
