Como cada año, la avenida segunda recibió este jueves a grupos sindicales, asociaciones y representantes de distintos sectores sociales en la tradicional marcha del 1.° de mayo, que conmemora el Día Internacional del Trabajador.
En un ambiente festivo, entre cánticos, bailes y comparsas, tomó fuerza también la preocupación por el estado de la democracia, la división de los poderes del Gobierno y el futuro de la educación.
La marcha partió del parque de la Merced con rumbo a la plaza de la Democracia, frente a la Asamblea Legislativa, donde este miércoles los actuales diputados de la República realizaron su cuarta y última votación para elegir la presidencia del Congreso y el resto de los miembros del directorio.
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“Vinimos a exigir que este gobierno respete la democracia, que respete nuestro estado social de derecho, que respete los poderes que están establecidos. Con sus mensajes han querido dividir a la población, es muy peligroso el irrespeto a la institucionalidad”, aseguró Gilberth Díaz, presidente del Sindicato de Trabajadores de la Educación Costarricense.
A pocos metros, entre la multitud de manifestantes, destacaba la pancarta del Sindicato de los Trabajadores del Poder Judicial. Sonia Sandí Zúñiga es su secretaria general adjunta; su preocupación es la misma.

“Nuestra democracia está en el peligro y hoy más que nunca tenemos que estar el pueblo, los trabajadores, unidos, fundamentalmente el poder judicial que está siendo tan atacado”, indicó Sandí sobre la avenida Segunda, misma calle donde el pasado 18 de marzo transitó la protesta promovida por el propio mandatario Rodrigo Chaves contra el fiscal general, Carlo Díaz.
Las raíces del Día Internacional del Trabajador datan de 1886, para conmemorar las protestas de la Plaza Haymarket, en la ciudad de Chicago, en Estados Unidos, cuando multitudes se lanzaron a la calle para exigir derechos laborales y otras garantías sociales. Hoy, las movilizaciones le dan vuelta al mundo.
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A escasos pasos de la plaza de la Democracia, varios altavoces montados en la cajuela de los vehículos hicieron sonar Bella ciao, uno de los himnos de la Resistencia italiana, interrumpido de vez en cuando por el tradicional canto: “¡Un pueblo unido jamás será vencido!”. Entre banderas del Frente Amplio y rodeada por el llamado a los “camaradas”, caminó Patricia Mora, presidenta del Partido Frente Amplio.

“Nunca antes existieron los niveles de inseguridad como hoy, nunca antes hubo una crisis en la educación como hoy, nunca antes existió una crisis como la de la seguridad social. Aquí hay necesidad de unir fuerzas con distintos sectores para defender la patria. No la van a robar los corruptos que hoy gobiernan”, afirmó Mora con vehemencia a La Nación.
Como cada año, los sindicatos del sector educación también protestaron por los derechos del gremio. El sindicato de la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE), presidido por Vivian Chaves Chinchilla, estuvo presente. Chaves asegura que acudió a la marcha en protesta por los salarios de los educadores, los cuales llevan años congelados. Asimismo, recordó el estado en el que se encuentra la infraestructura de algunos centros educativos.

“Tenemos instituciones cayéndose, otras ni siquiera existen porque los estudiantes están en galerones igual que nuestros trabajadores, tenemos presupuestos de miseria en los comedores escolares, en las juntas de educación”, indicó la presidenta, quien reconoce que, pese a que los manejos en algunas de estas juntas han sido indebidos, no es así en todos los casos y la población estudiantil no debe pagar las consecuencias.

Entre las principales preocupaciones —la democracia y la educación— también se hizo presente el movimiento La Caja es Nuestra, que, lejos de “tintes políticos o sindicales”, se unió a la marcha por la “preocupación” por el debilitamiento de la Caja. A la marcha también acudió el sindicato de la cooperativa Dos Pinos, en representación del sector obrero privado.
De acuerdo con Lester Muñoz, dirigente sindical de la agrupación, en Dos Pinos “hay personas con jornadas laborales extensas, problemas salariales y dictaduras por parte de sus jefaturas (...) nos hemos sentido solos y desprotegidos”.
