Primero era un asunto de iniciados, con enredos tan densos que se quedaban en las escuelas de ingeniería. Después se trasladó a dominios específicos, como la salud y los negocios. Pero ahora la informática es parte de nuestra vida cotidiana.
Las computadoras son hoy un electrodoméstico más, no tan accesible como los radios o televisores, pero sí con creciente presencia en la casa, la oficina o el colegio. Los programas (software) que utilizan se multiplican a velocidad de bazar oriental; las redes se hacen cada vez más amplias, y en artefactos tan diversos como relojes o lavadoras, aviones o motocicletas, los chips digitales son parte esencial de su recóndita arquitectura.
Vivimos, querámoslo o no, un mundo cada vez más digitalizado. Por esto, además de la cobertura regular que brindamos a la computación en nuestras páginas, hoy aparece un número especial de la Revista Dominical dedicado a la informática.
Aparte de la prolija información que contiene, su gran virtud es presentarla para el lector común, los usuarios actuales o futuros. Incluso quienes nunca han accionado un mouse o no saben qué es un disco duro, encontrarán en esta "compuguía" una fuente de datos, casos y sugerencias de gran interés, un punto de referencia básico para participar en esta nueva faceta de nuestro mundo, o hablar de ella con seguridad.
Son 40 páginas para aprender y entretenernos; también, para abrir una gran ventana en nuestra edición de hoy, que desde su portada hasta la página final, pasando por todos los suplementos y secciones, demuestra que, a pesar de la magia digital y virtual, el periódico impreso, material y real, es un medio indispensable. Y grato.