Quito. Para Lorena Clare, el que su esposo, Miguel Ángel Rodríguez, vuelva a un puesto público de trascendencia es “un gran sacrificio”.
Ella está en la capital ecuatoriana al lado de su marido, a la espera de que 34 países del hemisferio lo ratifiquen hoy como el nuevo secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Dice que el sacrificio es ahora mayor por cuanto tienen dos años de vivir con “gran tranquilidad”, luego del ajetreo en la Presidencia de la República (1998-2002).
A pesar de que su mirada parece reflejar nostalgia sobre los días a punto de acabar, ella no duda en decir que estará al lado de su esposo en su nueva faceta, como lo ha estado en los últimos 41 años de su vida.
“Creo que cuando una se casa con una persona que tiene esas ganas de hacer cosas, de servir, de aprender, no puede uno pararlo, y una de dos, o se acomoda, o ve a ver qué hace”. El hecho de que la estructura de la OEA no prevea ningún papel para la esposa del secretario general le permitirá, según dijo, permanecer en contacto estrecho con sus dos hijos, sus tres nietos y su madre, a quien visita en Costa Rica cada cinco semanas.
La esposa de Rodríguez no oculta que ante el nuevo reto que le espera a su marido hay un sentimiento de “susto”.
La pareja tiene programado viajar el miércoles a las islas ecuatorianas de Galápagos en plan de paseo y celebración, si hoy todo sale como lo han planeado con detalle.