No tener a disposición muebles adecuados para laborar, enfrentar las burlas de compañeros o jefaturas, el impedimento de interactuar con público y hasta el rechazo en el puesto por su apariencia física, son situaciones por “estigma de peso” que viven las personas con obesidad.
Así lo denuncian especialistas del Colegio de Profesionales en Psicología, entidad que este jueves lanzó la campaña Cuidémonos Nutritivamente, que visualiza la carga en la salud mental y emocional en los trabajadores.
“Los sesgos de peso en el ámbito laboral se ven desde el proceso de reclutamiento y selección. Hemos visto las percepciones, subjetividades y creencias de las personas contratantes, que no contratan personas con obesidad porque creen que su rendimiento será menor”, manifestó Tatiana Rodríguez Alfaro, vocera del Colegio.
Rodríguez añadió que, una vez contratadas, hay personas a las que no se les dan ciertas tareas porque no las consideran capaces. En otras compañías u organizaciones se les considera que “dan mala imagen” y las relegan a funciones donde no tengan contacto con clientes o el público.
La obesidad afecta al 35% de la población entre 40 y 64 años en Costa Rica, precisamente la edad de gran parte de la población económicamente activa.
Para evitar las actitudes discriminatorias, el Colegio pide no prejuzgar a las personas por su condición de peso y darles las oportunidades y tareas de cada perfil de puesto. Darles el espacio y las sillas ergonómicas según su condición y no hablar sobre el peso de las personas ni darles consejos para bajar de peso.
“Analizamos al menos 15 temas relacionados con conceptos y mitos, entre ellos la discriminación por sesgo de peso en el ámbito laboral y el que la obesidad es un tema únicamente físico, dejando de lado el impacto psicológico. Ya sea como detonante o como síntoma, es innegable la interrelación entre la obesidad y desajustes cognitivos, conductuales, psíquicos, emocionales, psiquiátricos y algunas veces está asociada a trastornos socioafectivos", dijo Marianella Gamboa Méndez, representante del Colegio.
Luchando contra los mitos
Gamboa expresó que también debe lucharse contra varios mitos.
“Uno de los mayores mitos es creer que la obesidad es cuestión de fuerza de voluntad. Hay una trampa en creer que esto es enteramente racional, que la gente se esfuerza y tiene que lograrlo. Los que no lo logran se sienten muy mal. Esto va más allá de lo racional. No todo es comer menos y ejercitarse más”, destacó.
Otro mito, señaló, es que el malestar y sus problemas se van con solo perder peso. Sin embargo, muchas veces hay más de fondo que debe trabajarse con profesionales en salud mental, porque la insatisfacción con el cuerpo o una relación conflictiva con la comida no se van.
Para luchar contra estos mitos, Ivannia Serrano Brenes, presidenta del Colegio de Profesionales en Psicología, pide que haya psicólogos en los equipos básicos de atención en salud (ebáis) y en las clínicas privadas que se dediquen a estos temas.
Ambientes obesogénicos

Las tres profesionales indicaron que en muchos sitios de trabajo tienen “ambientes obesogénicos” que favorecen el aumento de peso.
Dentro de estos ambientes están:
- Fácil acceso a comidas
- Estrés
- Mobbing o acoso laboral
- Carga laboral
- Trabajo sedentario
- Los horarios nocturnos
“El alimento es lo que muchas veces tenemos más a mano para reconfortar y dar alivio, no es lo mismo que levantarse, estirar, caminar. A corto plazo sí da más confort, la respuesta es qué aporta a largo plazo”, dijo Rodríguez.
Rodríguez no es la única profesional que considera que existen ambientes obesogénicos en los sitios de trabajo. Este fue un tema en el Congreso Médico Nacional 2024.
“La mayoría del tiempo que estamos despiertos es en el trabajo, entonces es fácil deducir que el trabajo es un factor de riesgo para la obesidad. ¿Entonces por qué las empresas y los empleadores no tienen programas efectivos? Tenemos que cambiar la mentalidad, los empleadores también deben hacerlo con acciones correctivas y preventivas”, destacó la médica Natalia Varela en entrevista con La Nación después de su exposición.
Ella dio como ejemplo las compañías que dan un par de charlas al año, un par de ferias de la salud y tal vez un concurso de pérdida de peso. Esto no siempre funciona, lo ideal es que los mismos trabajadores tengan participación activa en cuáles programas necesitan realmente para que sí sean efectivos. Eso dependerá de las características de la firma, de las labores que se realizan y de cómo está la condición de salud de la población laboral.
