
La inteligencia siempre lo ha acompañado y desde la escuela Samuel Villalobos Vargas fue un alumno sobresaliente; sin embargo, el camino hacia las grandes oportunidades requiere de más componentes, como dedicación y esfuerzo y este muchacho lo sabe. A la fórmula también hay que agregarle la resiliencia para continuar cuando las puertas se cierran o ni siquiera se abren.
Antes de que a Samuel, estudiante de Ingeniería en Biotecnología del Instituto Tecnológico de Costa Rica (Tec), le dieran la oportunidad de hacer su trabajo final de graduación en el prestigioso Instituto Karolinska, en Suecia, ese en el que se define al Premio Nobel de Fisiología o Medicina, en muchos lugares le dijeron que no y otros ni siquiera contestaron a su petición para realizar allí su investigación. Todo es parte del proceso, dice convencido.
Con 21 años, tiene muy claro que “con esfuerzo, dedicación y disciplina cualquier cosa se puede lograr”. Samuel es el primer estudiante de la carrera y del Tec, en ser admitido en el Instituto Karolinska, uno de los centros de educación universitaria más prestigioso del mundo.
“A pesar de todos los desafíos hay que continuar. A mí me pasó que en este proceso de buscar lugar, hubo lugares que me rechazaron, otros no me respondían, a pesar de que uno se llegue a desmotivar porque las cosas no salen, siempre hay que seguir. Tampoco fue de la noche a la mañana, tuve que pasar por un proceso de rechazo, por complicaciones, tampoco es algo tan sencillo como se pinta. Después del esfuerzo se ve la recompensa. ”, aseguró el joven originario de Barranca, de Naranjo, un pequeño pueblo alajuelense.
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En el pueblito, al que va todos los fines de semana, Samuel creció motivado por sus papás, Alicia Vargas, administradora de empresas, y Alberto Villalobos, un productor de queso, para que estudiara y se convirtiera en un profesional.
Durante la etapa escolar nunca pensó en lo que quería ser en el futuro. Al llegar al colegio supo que debía estudiar una carrera relacionada con números y ciencias, así, este muchacho, quien ha estudiado siempre en el sistema público, se inclinó por Ingeniería en Biotecnología, carrera conocida por el éxito internacional de sus egresados.
Entre setiembre del 2025 y marzo del 2026, Samuel realizará su trabajo final sobre la fisiología del tracto gastrointestinal y las glándulas exocrinas. El objetivo principal del futuro ingeniero es ir a aprender. También aspira a conocerse mejor como profesional para las decisiones que tome en el futuro.
“Es una grandísima oportunidad, el hecho de que un país como Costa Rica y Latinoamérica en general, que no es tan reconocido por la ciencia, que se nos den esas oportunidades como estudiantes, permite que se nos visualice, que vean que somos capaces. Me siento muy orgulloso en general de poder ir a representar al país, somos capaces de llegar a ese tipo de lugares e instituciones tan prestigiosas”, comentó Samuel, quien tiene especial afinidad con el enfoque biomédico de la carrera de biotecnología.
De un pueblito de Naranjo a Suecia
Samuel admite que “venir de un pueblo tan pequeño y representar al país y a los estudiantes costarricenses representa un grandísimo orgullo”, pues le permite transmitir “que cualquier persona puede lograrlo”.
Señala, eso sí, que no se debe estigmatizar a las personas que viven en zonas rurales pensando que no estudian, que no quieren ir a la universidad y que no tienen acceso a oportunidades de esta magnitud.
“En cierto aspecto puede ser, pero no hay que generalizarlo. Las personas de pueblos somos capaces de alcanzar cualquier cosa que nos propongamos”, afirmó el mayor de tres hermanos.
Para la docente y tutora de Samuel, Silvia Castro Piedra, la oportunidad que se le presenta al joven de trabajar en uno de los laboratorios más prestigiosos del mundo es gratificante. La profesora reconoció lo destacado que fue el joven durante toda la carrera.
“Este evento representa, por un lado, una oportunidad maravillosa para él como estudiante, debido a que estará recibiendo mentoría de primer mundo en un ambiente de investigación de vanguardia, con acceso a una red académica muy robusta, lo que le abre las puertas para seguir formándose en el campo de la Biomedicina y conseguir oportunidades profesionales donde podrá impactar a la sociedad y a la salud a través de la ciencia”, comentó Castro.
Después de lo que está por vivir, el joven planea estudiar algún posgrado de su interés, y sobre todo, seguir con su propósito de vida: ser feliz, haciendo algo grande o pequeño y con lo que pueda aportar a la vida de otras personas.
Según el Tec, Samuel va a realizar su trabajo final de graduación fuera del país gracias a una beca asignada por la Escuela de Biología, proveniente del fondo para pasantías de movilidad estudiantil internacional.