Un joven fue absoluto ayer, por dudas, del homicidio del colegial José Adrián Segura Alvarado, ocurrido durante una riña entre las “barras” de los equipos Herediano y Alajuelense, antes de un partido de futbol en Alajuela.
A las 11:45 a. m., el Tribunal de Juicio de Alajuela leyó la absolutoria en favor de Eddie Carrillo Segura, de 21 años y conocido como Coco , acusado por homicidio simple.
La resolución la emitieron los jueces, Hanny Sbravatti, quien presidió, Álex Víquez y Olga Viales. Sbravatti explicó que el fallo se dictó aunque “el tribunal no tiene certeza de que (Carrillo) no participara en los hechos”.
Luego le dijo a Carrillo: “Aproveche la oportunidad que Dios le dio en este caso y si le dio muerte a esa persona recapacite y enderece su vida”.
En tanto Francisco Segura, abuelo paterno del fallecido, quien se mostró disconforme con la resolución, dijo que la familia perdonó al responsable del crimen, pero “solo falta que el autor le pida perdón a Dios”.
En cambio Eddie Carrillo relató: “Desde el momento que me involucraron en este problema sabía que iba a salir bien”.
El acusado atestiguó en el debate que el día de los hechos (15 de octubre del 2000) estuvo en Grecia, Alajuela y no participó en la riña entre las “barras” denominadas como La Doce y La Garra .
En el pleito, José Adrián Segura, seguidor del Herediano, recibió un fuerte golpe en la cabeza 100 metros al norte de la iglesia de La Agonía y murió dos días después en el hospital México.
No vieron la cara
Los jueces, al ahondar en las razones de la absolución, dijeron que pesó mucho el que los testigos de cargo, Michael Elizondo Alpízar y Ricardo Mora Mora, negaron haber visto el rostro de la persona que agredió a Segura.
“Los testigos lo reconocen por la parte de atrás del cuerpo. Eso no es prueba suficiente ya que muchos varones se parecen por detrás a otros”, dijo Sbravatti.
Relató que el Ministerio Público –órgano acusador del Estado– tampoco pudo constatar que Eddie Carrillo, al momento de los hechos, pertenecía a La Doce, “barra” afín al Alajuelense.
La presidenta del Tribunal manifestó que otro aspecto fue que hubo contradicciones porque aunque los testigos dijeron no haber visto el rostro del imputado, indicaron que en el momento de los hechos portaba un arete en una de las cejas.
El fiscal Adrián Coto, quien llevó la parte acusadora, consideró válido el razonamiento de los testigos, quienes alegaron que no vieron el rostro del implicado.
Sin embargo, relató que en octubre del 2000, esos mismos testigos, en un reconocimiento judicial identificaron, cuando observaron el rostro de Carrillo, como la persona que supuestamente había golpeado a Adrián Segura.