
El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) tuvo que recurrir al ingenio para tratar de frenar el robo de cable telefónico que deja millonarias pérdidas y miles de clientes incomunicados.
Dos de las medidas más recientes consisten en engrasar los postes telefónicos o forrarlos con alambre de navaja.
Glauco Quesada, coordinador de Seguridad de Telecomunicaciones del ICE, explicó que la práctica de poner aceite en los postes ha dado buen resultado.
Pero admitió que el uso de alambre de navaja no ha sido tan efectivo porque los ladrones a veces cortan el alambre y se lo llevan junto con los cables.
En otras comunidades se han colocado alarmas para advertir a los vecinos.
Aunque esa medida funciona, ya se dio un caso donde la gente salió a ver que ocurría y los ladrones respondieron con disparos.
Quesada explicó que desde el 2003 (cuando se disparó la cantidad de robos) a la fecha se han ensayado muchas ideas.
Sin embargo, por cada acción que toma el ICE para proteger sus bienes, los amigos de lo ajeno desarrollan otra para evadirla.
Geovanni Bonilla, vocero de la entidad, relató que en una ocasión se coordinó con una televisora para vigilar los postes con las cámaras que ese medio tenía en varios sectores capitalinos.
Sin embargo, “alguien” acabó con una de las cámaras con un disparo certero.
En otros barrios, el ICE se ha visto obligado a forrar con cadenas los armarios que protegen los pares de líneas telefónicas, pero los ladrones rompen las cadenas para llevarse el candado.
“Hay sitios donde tuvimos que construir toda una estructura en cemento para proteger los armarios y radiobases”, dijo Quesada.
El funcionario agregó que otras medidas efectivas son más caras como el cableado subterráneo y la telefonía inalámbrica.
Millonarias pérdidas. Del 2003 a marzo de este año, el robo de cables ha ocasionado ¢1.400 millones en pérdidas al ICE.
Ese monto incluye el costo del material robado, las reposiciones, los trabajos de reconexión y el dinero que se deja de facturar durante la interrupción del servicio.
Los cables más apetecidos por los ladrones son los de cobre de 150 y 200 pares de telefonía fija.
También hay daños a la telefonía celular. Por ejemplo, entre el 2006 y febrero de este año, se registran robos en radiobases por ¢62,8 millones.
Durante ese mismo período, las pérdidas del sistema eléctrico sumaron ¢33,7 millones, solo por el valor del material sustraído.
Geovanni Bonilla afirmó que con cada robo, cientos o miles de clientes quedan sin servicios.
“Existen comunidades en donde la falta de cable telefónico las aisla completamente”, aseveró.
Solo en marzo de este año, 1.985 clientes fueron afectados por robos de materiales al ICE.
Para Bonilla los robos están comandados por mafias y urgió de una reforma al Código Penal para endurecer las penas contra el robo de bienes del Estado.
Sin reservas. Los robos están poniendo en jaque el desarrollo de nuevos proyectos y la reparación de averías debido al faltante de cable que enfrenta el ICE.
Glauco Quesada reconoció que el Instituto ya consumió las reservas de ese material.
El mayor problema se da con el cable de cobre grueso.
Al respecto, Bonilla informó de que está en trámite una compra grande de material y que se solicitará una autorización a la Contraloría General de la República para usar procedimientos de contratación más expeditos.
