Trayectoria: Es economista con especialidad en desarrollo económico. Ha laborado en los ministerios de Planificación y de Hacienda y en el BCCR.
Usted fue reelegida en la presidencia de la Comisión de Hacendarios a petición de todos los partidos. ¿Cómo lo recibe?
Eso representa la confianza de los compañeros. Las relaciones humanas y profesionales se construyen sobre la base de la confianza, y creo que el año anterior, en la Comisión de Hacendarios, se generó confianza, no solo de mí, sino de todos los compañeros, porque estamos haciendo un trámite de proyectos un poco distinto al pasado.
“Han descubierto que la Comisión de Hacendarios no es un lugar a donde se llega a llevar partidas a sus comunidades. Han descubierto que es una comisión de trabajo, donde se profundizan los temas, en donde no hay temor a hacer preguntas, en donde se puede hablar abiertamente y no hay temores políticos de que se va a jugar sucio”.
¿Qué significado tiene la confianza en la política?
En la política, la confianza es lamentablemente una de las virtudes que más falta.
“He encontrado muchísima mezquindad en estos pasillos, he encontrado mucha gente que lo que desea es figurar por protagonismo personal, bloqueando proyectos. No hay un deseo general de colaboración”.
Podría ampliar más lo de la mezquindad en el Congreso...
Hay compañeros diputados que no ceden un crédito al Gobierno, o a una fracción, cuesta muchísimo que haya humildad de los compañeros para decir ‘esto se hizo en equipo’, por el contrario, hay una pugna de salir primero, de figurar, aunque sea negativamente.
¿Cómo afectan esas actitudes el trabajo del Congreso?
Eso es lo que detiene el trámite de los proyectos de ley aquí. Si quitáramos las caras de todos, y nos ponemos la de incógnitos, las cosas salen más fácilmente que cuando alguien (un diputado) tiene que salir a dar declaraciones a la prensa, o salir en la foto del periódico.
¿Son pocos los diputados que trabajan en el anonimato?
Son minoría. No solo están en el anonimato, sino concediendo a quien corresponde los créditos, viendo para adelante y no impidiendo a toda costa que las cosas sucedan.
¿Qué tipo de gratificación reciben los diputados que realizan un trabajo técnico en las comisiones y que no figuran en la prensa?
La gratificación es personal, porque si uno tiene claro a qué vino a esta Asamblea Legislativa, entonces se va a casa y dice: ‘hoy cumplí con mi trabajo’, y no necesita que lo se lo diga el electorado ni la prensa. Si uno se ha planteado el otro objetivo, el de salir, figurar, el de tener puntos y ser reconocido como una celebridad, claro que necesitará una gratificación externa.
¿Dejó la Comisión de Asuntos Hacendarios de ser un botín de los diputados para llevar partidas a sus comunidades?
Lo que encuentro es que los miembros de la Comisión ven un trámite transparente del presupuesto. Uno puede bajar la guardia y saber que no se juega sucio, que no hay bloqueo porque la gente sabe con exactitud lo que va pasar en la Comisión. Eso es lo que genera confianza, tener la información correcta y saber que no hay cosas por detrás. Esto no es lo mismo que pasa en otras comisiones legislativas en las que participo, o en el plenario.
La Comisión de Hacendarios sufrió cambios. Llegó su compañero Óscar Núñez, quien propugna por más ayuda del Poder Ejecutivo a las comunidades. ¿Ha conversado con él?
No he hablado nada. Está bastante claro que el presupuesto es un ciclo que cumple el Poder Ejecutivo y es un ciclo que se inicia a principios de año, hay un anteproyecto y hay mucho tiempo para conversar y acordar prioridades antes que el presupuesto llegue al Congreso (en setiembre). Me parece que nosotros debemos entender cuáles son esas prioridades y hacer un control político de si hay un balance macroeconómico, o si es austero, pero no a nivel de microgerencia.
El año anterior no hubo grandes cambios en el presupuesto ordinario del 2007...
No se dio.
¿Y este año?
Espero que esa sea la comprensión de los miembros de la Comisión de Hacendarios.