
La investigación del robo de medicinas en la CCSS llevó a descubrir un gran cargamento que estaba escondido en la casa de un farmacéutico que labora para esa institución en el Área de Salud de Coronado, en San José.
Incluso, la habitación en que estaban los antiobióticos, antiinflamatorios y analgésicos fue acondicionada para guardar este tipo de productos.
El presidente ejecutivo de la Caja de Seguro Social, Eliseo Vargas García, dijo que este caso surgió durante la investigación que se hace para detectar quién está sustrayendo medicinas para venderlas en Nicaragua.
Sin embargo, lo descubierto no necesariamente está vinculado con el tráfico hacia ese país, dijo.
El Ministerio Público –órgano acusador del Estado– ya le abrió una investigación por robo al farmacéutico, de apellido Quesada.
Su casa fue allanada el 24 de setiembre luego de que una trabajadora de farmacia denunció el caso ante la Caja y el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Un informe de la Sección Técnica de Investigación de la CCSS, del 8 de octubre, revela que en la casa tenía, entre otros medicamentos, 51 ampollas del antiinflamatorio Dexametasona; otras 92 de Diclofenac (contra dolores e inflamaciones); 22 ampollas del analgésico Dubepan-Tramadol; 3 frascos de Pancefalotina USP; y 1 frasco de Dimenhidrinato (utilizado contra los mareos).
También 4 ampollas de Hioscina N-Butil Bromuro; 3 ampollas de Gentamicina; 6 de Fitomenadiona; 1 cartón con cuatro ampollas de Clindamicina; y un frasco con 26 ampollas de agua inyectable esterilizada.
Además, había un estetoscopio con la leyenda “Área de Salud de Coronado”.
No se conoce el valor de los medicamentos encontrados, pero según averiguó La Nación una ampolla del analgésico Tramadol de 100 miligramos puede costar casi ¢900 en una farmacia privada; mientras que una pastilla de Clindamicina (antibiótico) en su versión de marca, ronda los ¢700.
Tras el hallazgo, el funcionario –de apellido Quesada– fue detenido y permaneció dos días en las celdas del Segundo Circuito Judicial, en Goicoechea, San José.
Quesada está suspendido por un período de cuatro meses con goce de salario mientras la CCSS realiza la investigación, confirmó René Escalante, gerente administrativo de esa institución.
Tras la pista
A este farmacéutico se le siguió la pista por varias semanas, según el informe de la Sección Técnica de Investigación.
Este documento explica que se reunieron pruebas testimoniales y se registraron inventarios que llevaron hasta él como sospechoso de los hurtos.
También se hicieron “fijos” frente a su domicilio (funcionarios judiciales permanecieron cerca de la residencia), como parte de la investigación para determinar su modo de operar.
Fue así como dieron con él. Ahora, Quesada enfrenta una denuncia penal y un proceso interno en la Caja por su supuesta vinculación con el robo de medicinas.
La Nación trató de averiguar en el Ministerio Público si se dictó alguna medida cautelar contra este funcionario, pero no fue posible encontrar al fiscal ayer.
Por la mañana, se visitó a Quesada en su residencia, pero él prefirió no dar declaraciones por recomendación de su abogado.
Tampoco el director de la Clínica de Coronado, Zeirith Rojas Serna, quiso referirse al caso.