El ministro de Educación, Édgar Mora, sostiene que las nuevas pruebas Faro ofrecerán una mina de datos que no solo cambiará la forma de medir el conocimiento de los alumnos, sino que también permitirá “hacer justo” el sistema de evaluación de todos los actores del sistema educativo.
Mora aseveró que los resultados de los exámenes ofrecerán un reflejo del alumno, de su profesor y hasta de las condiciones de infraestructura que los rodean, y adelantó que esa información será utilizada a la hora de diseñar el programa para medir el desempeño de los educadores.
“No nos interesa en la evaluación docente actuar punitivamente; nos interesa distinguir entre ellos y nos interesa encontrar esa valía enorme que miles de ellos tienen para crear una propuesta de calidad”, aseveró el ministro a La Nación, poco después de que el Consejo Superior de Educación avalara el nuevo formato.
Por otra parte, el jerarca señaló que las pruebas ofrecerán al maestro datos más precisos, una guía, sobre el dominio que tiene el estudiante para planificar una estrategia que permita la mejora del alumno, la cual puede ser sometida a verificación en forma constante.
A continuación, la entrevista concedida por el ministro a este diario.
— ¿Por qué las nuevas pruebas se llaman Faro?
— Porque señalan un camino y alienta la renovación. Es decir, es una propuesta para que los muchachos y los niños sepan hacia dónde ir.
"Después de las pruebas de bachillerato, el MEP se desentendía de todas las personas que hacían el examen, tanto de quienes les iba bien como de quienes les iba mal; y era la última actividad, prácticamente, que realizaban con nosotros. En este caso, por el contrario, lo que hacemos es un nuevo pacto: realizaremos esta prueba para tener un diagnóstico preciso de, por lo menos, un sujeto y cuatro ámbitos. .
"El sujeto es el estudiante. El primer ámbito es el aula. Es decir, si yo agrego los datos de los estudiantes de un mismo grupo, tengo una imagen del paisaje educativo en ese espacio; pero también tengo otro paisaje más grande que es el centro educativo y de ahí parto hacia una región educativa y, finalmente, al país como un conjunto. Todo esto analizando la información de un sujeto que es el estudiante.
"Eso nos permite devolverle al estudiante la información necesaria para que él y su familia conozcan el camino de la mejora; para que puedan, a nivel local, en su centro educativo, verificar los planes que posteriormente se aplicarán para renovar las oportunidades de esta persona.
“El sistema no se aleja de él. Por el contrario, a partir de ese momento se vuelca sobre el estudiante para darle acompañamiento y seguimiento. La meta será pasar de una actitud de desprendimiento y prácticamente abandono, a una en la que nos volvemos hacia el estudiante para seguir con él en el proceso de su mejora”.
— ¿A quién se le ocurrió esta propuesta?
— Al Ministerio de Educación, tras reconocer que hay una demanda existente para proponer un nuevo paradigma en la evaluación de todo el sistema educativo.
"Tenemos claro, desde que llegamos al gobierno, que tenemos que generar mecanismos de diagnóstico en la educación que permitan mejorar al menos tres áreas muy grandes: 1- La mejora de las oportunidades que le ofrecemos a los estudiantes es nuestra principal razón de ser, 2- la mejora de nuestro principal recurso para mejorar las posibilidades y oportunidades del estudiante que son los docentes y 3- la mejora del ámbito en el que ellos dos se encuentran, que es la infraestructura escolar.
"Si logramos crear un mecanismo de evaluación que incluya estos elementos, estamos seguros de que podríamos poner los pies sobre tierra firme en términos de calidad.
"Hoy en día, cuando hablamos de calidad, casi que lo hacemos subidos sobre una pastilla de jabón llena de agua; no sabemos muy bien cómo sostenernos en la oferta de la calidad.
“Sabemos que esos actores de la educación podrían estar atravesados todos por un mismo hilo y ese hilo son los datos sobre el rendimiento de los estudiantes, a los que después deberían venir a acompañar los datos sobre la funcionalidad de los maestros y profesores”.
— ¿En qué experiencias se inspiraron?
— Esto es una inspiración que hemos recogido de nuestra misma historia y la hemos confirmado con las historias educativas de otros países, como Finlandia, que se reconoce como la punta de lanza en la educación.
"La importancia de que el Gobierno tenga en sus manos la promoción de los alumnos es invaluable (...). Es una manera de protegerlos, al igual que a la relación honesta que debe existir entre sus profesores y maestros.
"Esta estrategia también permite mantener bajo control el estado de la promoción de los alumnos; permite prevenir transacciones que podrían convertirse en espurias en algunos casos entre alumnos y profesores; garantiza el control de la currícula, que lo que ofrecemos efectivamente se da.
"Nos permite generar insumos objetivos para mejorar la calidad y renovar las probabilidades de éxito del alumno e integrar la evaluación como la columna vertebral del sistema.
"En Costa Rica se ha pensado que la reforma al sistema vendrá por reformas curriculares, pero las reformas curriculares de gran riqueza que, son un legado de administraciones anteriores, no vinieron acompañadas de transformaciones profundas en la evaluación.
“Si le pedimos al alumno que nos haga el favor de hacer un diagnostico para nosotros como sistema, deberíamos de devolverle algo, no como ahora que lo que le devolvemos es una adiós. Queremos devolverle algo mientras sean estudiantes, que sería la materialización de su mejora en términos de sus habilidades para la vida.
— Si la prueba Faro dice que el estudiante va mal ¿después de eso qué pasará?
— Hoy día, la prueba me dice que ese alumno tiene un 80 o un 40, pero yo no sé más; el número oculta mucha información.
"En este caso, todo se vuelve al revés; el número no oculta nada, es una referencia de probabilidad. Este tipo de exámenes da información precisa sobre el dominio de la habilidad, es decir, describe de qué manera el alumno domina la habilidad o no.
"Crea franjas que uno puede reflejar en degradación de colores. Cada una de esas franjas tiene un descriptor que explica a todos los miembros de la comunidad educativa cuál es la posición de ese estudiante.
"Ese alumno nos dio su mejor esfuerzo, porque esa prueba tiene un valor que no lo va a limitar de pasar al siguiente escalón, pero sí afecta su promoción, posteriormente, cuando tengamos el porcentaje de todas las notas de undécimo.
“Ahora, si ese estudiante está en la franja baja (luego de realizar la prueba), puede reclamar al sistema una mejora. El alumno está respaldado por su familia respecto a que esa mejora tiene que suceder y está respaldado por el MEP, que dice que le va ayudar a mejorar”.
— Ustedes dicen que luego del resultado de la prueba Faro, el docente debe hacer un plan remedial para atender las debilidades del alumno ¿Cómo van garantizar que eso se haga?
— Los docentes hoy en día planifican para sus estudiantes; es parte de sus obligaciones laborales y la totalidad de ellos cumple con esa obligación.
"A partir del dato objetivo de la probabilidad de dominio de una habilidad que tiene el estudiante, ese docente tiene una guía más precisa para la planificación, lo cual facilita el proceso en el aula.
“Los márgenes de error hoy son mayores porque no hay guías tan precisas como las que va a haber para la planificación de la mejora del alumno. El estudiante y sus encargados pueden verificar la mejora constantemente. Es decir, al estar ese alumno comprometido a mejorar, a partir del dato que arrojó la prueba Faro va a haber una visión positiva en el centro educativo, en el aula, para que esa mejora se verifique y realice en un periodo corto de tiempo”.
— ¿Usted está depositando la confianza en los docentes para que hagan este plan remedial?
— No, yo estoy repartiendo mi confianza entre los distintos actores que inciden en el proceso de enseñanza y aprendizaje: en el alumno, su familia, el docente, en los funcionarios del MEP y, ulteriormente, en la sociedad en general que va a presionar porque la planificación de la vida de los estudiantes se haga de pruebas así de sensatas y no de exámenes memorísticos.
“Mi confianza está depositada en que el sistema, a partir del cambio en la pieza más grande que tenemos de evaluación, empiece a modificar todas las piezas chicas de la vértebra. Las mallas curriculares con insuficientes para implantar un nuevo sistema educativo sin la compañía de un nuevo sistema de evaluación”.
— ¿Cómo va estar ligado Faro con la evaluación del desempeño docente?
— Hay un dato: cómo luce el paisaje en esa aula. Ese dato refleja al alumno y a sus profesores. Ahí ya tenemos un hilo que conectar con evaluación docente cuando conformemos el programa de evaluación docente.
"Las mejores evaluaciones surgen del análisis combinado de datos y esto es justo porque el proceso de enseñanza y aprendizaje es complejo, intervienen no solo los dos actores (profesor y alumno), sino el entorno.
"El dato del desempeño en esa aula podría decirnos sobre el alumno, sobre todos los alumnos, sobre su profesor; pero también nos da datos que podemos extrapolar sobre cómo se administra el centro educativo y qué incidencia tienen factores externos como la infraestructura en el proceso de enseñanza y aprendizaje
"Vamos a ir a buscar en esta evaluación una mina de datos que nos permita crecer y hacer justo el sistema de evaluación de ese estudiante y de todos los actores del sistema. La evaluación, para que sea justa, tiene que ser realizada de acuerdo con las condiciones que determina al fenómeno y en el momento oportuno.
"Esta calidad de pensamiento sobre la evaluación es la misma que vamos a trasladar a la evaluación docente. A nosotros no nos interesa en la evaluación docente actuar punitivamente; nos interesa distinguir entre ellos y nos interesa encontrar esa valía enorme que miles de ellos tienen para crear una propuesta de calidad.
“Mientras no tenga un dato del cual amarrarme no puedo hablar de calidad, calidad respecto a qué. Si no puedo contestar esa pregunta, no estoy hablando de calidad. Finalmente, encontramos que ese primer dato nos los puede dar el alumno, pero diciéndole: deme el dato, pero a cambio de esto va a tener remediación, seguimiento, mejora”.
— En el Consejo Superior de Educación hay miembros que defendían constantemente las viejas pruebas de bachillerato, pero aceptaron esto ¿Cómo se logró?
— Con diálogo. De hecho en el Consejo participa Leonardo Garnier. En la época de él como ministro se suprimieron las pruebas de primaria como pruebas censales y, casualmente, él también celebra, igual que todos los demás miembros, que planteamos una prueba censal en primaria. Esto se logra dialogando en una entidad de alto nivel creada por la Constitución Política.
Los constituyentes del 48 acertaron al crear el Consejo que es un cuerpo deliberativo ágil que permite generar políticas educativas de largo aliento en el país. En un ámbito de discusión respetuosa y con las habilidades que todos los miembros del Consejo exhiben a la hora de hacer sus propuestas, conformamos un consenso en relación con las nuevas pruebas nacionales y a la necesidad de dar por terminado el servicio que prestó el examen de bachillerato.
