Boca del río Pacuare (Limón).
Centenares de peces sucumbieron a sustancias tóxicas que se vertieron, el pasado fin de semana, en las lagunas Madre de Dios y Santa Marta, ubicadas en el cantón de Siquirres.
Los pobladores de la zona y personal del Ministerio del Ambiente y Energía (Minae), coincidieron en una posible causa: envenenamiento por agroquímicos usados en las fincas bananeras.
Sin embargo, las posibilidades de identificar a los responsables son remotas.
La matanza se produjo muy cerca de la boca del río Pacuare, en una zona rica en canales, donde también abundan las fincas privadas dedicadas a la producción bananera.
Según uno de los voceros del Minae, Marcelo Pacheco, las aparentes fuentes de contaminación están enmarcadas en un radio de 150 kilómetros cuadrados.
En semejante territorio y con muy pocos recursos humanos, cuando las autoridades llegan al sitio los tóxicos están muy diluidos y los animales descompuestos, explicó Pacheco.
Pese a tal panorama, funcionarios del Minae, del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y de la Defensoría de los Habitantes, ingresaron el martes en las lagunas para buscar posibles focos de contaminación y pruebas para incriminar a los responsables.
Durante los últimos cinco días, los pescadores encontraron entre la pudredumbre diversos peces como róbalos, sábalos, roncadores, guapotes, tilapias, mojarras, curdeles y anguilas o “serpientes de agua”.
La hipótesis
Los vecinos consultados anteayer por La Nación coincidieron en que un agroquímico se lavó del suelo y llegó hasta el río Pacuare y sus lagunas durante las últimas lluvias.
Uno de los miembros del Comité Regional Ambiental de Siquirres, Carlos Arguedas, agregó que podría tratarse de un nematicida que se aplica en grano cerca de las plantas de banano.
Como el granulado no se entierra, cuando vienen las lluvias es muy fácil que se drene hacia los canales, aseguró.
Este agroquímico para matar gusanos que se comen las raíces del banano es de uso común en las plantaciones.
Además, las lagunas ya han sufrido el embate de otros envenenamientos en los últimos 20 años, comentó –desilusionado– Henry Knight, un vecino con 45 años de vivir en la zona.
El más reciente de estos envenenamientos se reportó en enero pasado, también con miles de peces muertos.
Otros habitantes, como Freddy Knight y Jesús Jiménez, aseguraron que esta situación también los afecta pues no pueden consumir las especies de las lagunas durante meses, hasta que entren nuevos animales del mar.
Además, el turismo decae, nadie entra a pescar y los extranjeros se sorprenden y toman decenas de fotos de aquel paraíso ecológico lleno de muerte.