
Azeneth aún no aprende a caminar, pero sus piernas tienen la fuerza suficiente para ponerse de pie, apoyar sus bracitos en un sillón y ponerse a bailar. Sonríe y sus dos colitas se mueven en sincronía con sus hombros. Es una niña feliz, y sobre todo, valiente. Hace apenas un mes fue operada del corazón y hoy una herida en su pecho sana con la promesa de una vida plena.
La pequeña se recupera y permanece en cuarentena luego de que le hicieran una cirugía para cerrar un soplo en su corazón: en la intervención también le unieron dos arterías. Para el procedimiento, la bebé y su mamá, Maureen Calderón Iglesias, de 22 años y quien autorizó contar la historia de la niña, tuvieron que dejar su casa en Buenos Aires de Puntarenas, a 200 kilómetros de San José y del Hospital Nacional de Niños, donde tratan a la criatura.
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“Al principio sí fue muy duro. De hecho, me costó mucho aceptarlo. Fue muy, muy fuerte. La operaron con un año cumplido”, contó Maureen.
A la preocupación de la enfermedad de su pequeña, se unió la incertidumbre de cómo haría para estar viniendo al hospital a diario, algo imposible, pues cada trayecto entre Buenos Aires y San José toma al menos seis horas. Quedarse en un hotel y costear alimentación no era posible para Maureen, sin embargo, todo era secundario ante la urgencia de tratar a su primogénita Azeneth Mayorga Calderón. Dejarla sola en el hospital no era opción.
Al conocer de su caso, trabajo social remitió a la mamá a la Casa Ronald McDonald, una opción gratuita en la que además de ofrecerle hospedaje, también le cubren la alimentación.
Mientras la pequeña estuvo en el hospital, su mamá pasaba ahí con ella, no obstante, en momentos en los que las visitas eran más reducidas, como cuando Azeneth se recuperaba en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), la madre permaneció más tiempo en la casa en la que se siente respaldada al conocer los testimonios de otras familias que pasan por alguna dificultad de salud.
Durante los primeros días de octubre, Azeneteh y Maureen estaban juntas en la casa, pues deben esperar que la niña tenga el alta médica. Dejar su casa no ha sido sencillo, la bebé extraña a su abuela y esperan regresar pronto.
“Estar aquí es un alivio, pero también un esfuerzo que se hace por la salud de la bebé. Ella extraña a mi mamá. A veces la la llamamos por videollamada y cuando corta se pone a llorar y la empieza a llamar y a llamar”, comentó.

Una niña feliz
Con un año y un mes, Azeneth es una niña simpática y activa. La alegría de su mamá es verla jugar y bailar, la actividad favorita de la pequeña.
Hoy Maureen agradece por la salud de la bebé. Cada vez que acerca su oído al corazón de la niña ya no escucha aquel silbido que revelaba el soplo en el corazón.
“Si le dan de alta, luego nos dejan citas para ver cómo sigue y cómo va evolucionando para ver si no requiere de otra cirugía. La vida de ella va a ser normal”, agregó Maureen.
Oportunidad para otros niños y sus familias
El 7 de noviembre se realizará la actividad del Gran Día, jornada en la que toda la venta de los Big Mac, de los restaurantes Mc Donald’s, se destinará a la Fundación Ronald McDonald y a Aldeas Infantiles SOS. Desde ya se realiza una preventa de cupones para canjear por combos el día del evento solidario y durante todo octubre y noviembre.
El año anterior, la Fundación Infantil Ronald McDonald atendió en su casa a 1.032 familias de zonas alejadas del Gran Área Metropolitana, que requierion que sus hijos o hijas fueran tratados en los servicios de Cardiología, Otorrinolaringología, Neumología y Nefrología del Hospital Nacional de Niños.

