La Contraloría General de la República halló una serie de incumplimientos en la implementación del sistema Redimed de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el cual estaba destinado a la gestión de imágenes médicas digitales.
Según el ente contralor, pese a haberse ejecutado el 71% del presupuesto autorizado, el sistema opera únicamente en 13 establecimientos de salud.

Además, se señala que la decisión de no continuar con la expansión del sistema, adoptada por la administración, se basó en limitaciones técnicas no resueltas y en el nivel de ejecución presupuestaria.
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Debido a estos hallazgos, la CGR ordenó a la Junta Directiva de la Caja, “establecer acciones que aseguren la continuidad del servicio a través de soluciones tecnológicas alternativas ya implementadas, resguardar la documentación completa del proyecto y comunicar los acuerdos correspondientes antes del 30 de septiembre de 2025″.

Con esta medida se busca corregir los efectos de las decisiones administrativas, las cuales según la Contraloría “comprometen la sostenibilidad del servicio” de imágenes médicas, además se pretende que se asegure su adecuado funcionamiento en beneficio para los asegurados.
Actualmente la Contraloría mantiene en curso una investigación sobre el sistema Redimed, sobre la cual ya notificó a la Administración para que atienda la orden señalada, a la cual advirtió se le dará seguimiento.
Según los antecedentes incluidos en la orden emitida por la Contraloría, el servicio Redimed fue contratado bajo el modelo de entrega por demanda, hasta por un monto de $29,5 millones.
En mayo de 2023, la Auditoría Interna de la CCSS emitió un oficio con advertencia dirigido a la Gerencia Médica y a ingenieros de la CCSS a cargo del proyecto Redimed. En dicho oficio, se alertó entre otras cosas, sobre el presunto pago de facturas al contratista por concepto de migración de imágenes médicas en el Hospital San Juan de Dios, a pesar de que en ese hospital no se había finalizado.
Ese mismo año, las jefaturas del servicio de radiología de ocho establecimientos de salud, entre ellos los hospitales nacionales, comunicaron a la jefatura del proyecto las dificultades que enfrentaban, indicando problemas críticos de visualización, lentitud del sistema y afectaciones al flujo de trabajo, con riesgos en la atención oportuna de los pacientes.
