Un proyecto universitario y el compromiso de 61 estudiantes hizo posible que los 69 alumnos de dos escuelas en Isla Caballo, en el Golfo de Nicoya, puedan tener más horas de electricidad por las tardes.
En la comunidad, a la que se llega luego de un trayecto de 40 minutos en lancha desde Puntarenas, no hay acceso a electricidad convencional.
“En Isla Caballo hay dos instituciones que dejaban de dar clases muy temprano porque a partir de las 2 p. m., no cuentan con sistema eléctrico. Entonces lo que hicimos fue mejorar la autonomía del sistema fotovoltaico”, comentó Andrés Bolaños Rosales, uno de los estudiantes participantes.
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El proyecto Olas Solidarias nació en el curso Administración de Proyectos del Instituto Tecnológico de Costa Rica (Tec), clase que tiene el objetivo de aplicar técnicas y conocimientos aprendidos para apoyar a una población de la sociedad.
Fue así como los 61 alumnos de Ingeniería en Producción Industrial e Ingeniería Física quisieron brindar su ayuda a la Escuela Playa Torres y la Unidad Pedagógica Rural de Isla Caballo, instituciones que enfrentan “serias limitaciones” en el desarrollo de sus actividades académicas debido a las restricciones en el suministro eléctrico, detallaron los universitarios.
En el análisis que los jóvenes hicieron sobre la mejor manera de apoyar a las escuelas, determinaron que muchas de las baterías que usan en la escuela y son las encargadas de almacenar la energía generada por los paneles solares estaban en mal estado, razón por la que el suministro eléctrico tenía limitaciones.
Un sistema fotovoltaico permite transformar la luz solar en electricidad, en este caso se hace por medio de las baterías.
Entonces, los universitarios pasaron a la acción. Con apoyo del Laboratorio de Energía para la Sostenibilidad (SesLab), constataron que la situación era más critica de lo que parecía y que había que ir más allá de solamente sustituir el 50% de las baterías, tal y como solicitaron las directoras de las escuelas.
Asimismo, junto a SESLab realizaron una revisión técnica de los sistemas fotovoltaicos que ya estaban instalados en las escuelas. Durante la labor inspeccionaron los paneles solares, inversores, controladores de carga, cableado y bancos de baterías, esto, afirma el estudiante, con el objetivo de evaluar el estado actual de los sistemas, identificar posibles fallos y definir acciones correctivas para garantizar el mejor funcionamiento.
“Finalmente, se propuso el reemplazo de 12 baterías de 12V 180Ah y un regulador de carga para la Unidad Pedagógica; y un sistema completo aislado de 4 kW o, en su defecto, un inversor de 4 kW con baterías para Playa Torres”, comentó Bolaños.
Ayuda más allá de las baterías
Entre febrero y junio, los futuros ingenieros realizaron diferentes actividades para recaudar el dinero que requerían para donar las baterías: bingos, rifas, venta de granizados y comidas, fiestas, entre otros, fueron parte de las iniciativas para llegar a la meta de ¢7 millones, no obstante, los muchachos lograron recaudar ¢8,2 millones.
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Con el dinero, entregaron baterías nuevas para mejorar la autonomía de los sistemas fotovoltaicos. Además, donaron computadoras “como parte del compromiso con la mejora de los recursos tecnológicos disponibles para docentes y estudiantes”.
Los muchachos también llevaron a las escuelas víveres y material didáctico como cuadernos, lápices de colores y libros.
“Se tomó en consideración la condición de aislamiento de la isla y la limitada accesibilidad a productos básicos”, comentó Andrés Bolaños, estudiante de Ingeniería en Producción Industrial.
Además, los jóvenes entregaron implementos deportivos como balones, conos y redes, con la intención de incentivar la práctica de actividad física y promover el trabajo en equipo entre los estudiantes de Isla Caballo.
Para el traslado de las baterías y donaciones, los estudiantes contaron con el apoyo de los guardacostas de Puntarenas. Además, en todo momento contaron con la guía de dos profesores del curso de Administración de Proyectos: Harold Cordero y Leonel Fonseca, actual director de la Escuela de Ingeniería en Producción Industrial y el Laboratorio de Sistemas Electrónicos para la Sostenibilidad del Tec.
“Ver este resultado después de cada evento y actividad que hicimos, de recibir el apoyo de personas que nos ayudaron a llegar a la meta, nos llena de mucha alegría”, comentó Bolaños.
