
Hasta hace un año, cientos de turistas alquilaban botes en Puerto Viejo de Sarapiquí para viajar hasta el río San Juan y, tras pagar $7 en un puesto del ejército de Nicaragua, seguían hacia Tortuguero o Barra del Colorado.
Nadie se quejaba por ese cobro que les hacían para seguir el viaje hacia poblados en suelo tico.
Pero esa situación cambió drásticamente de la noche a la mañana y, las consecuencias, no se hicieron esperar.
En la actualidad, los turistas, como dice el botero local Pablo Hernández, “son una especie en vías de extinción” en esta zona.
La razón es económicamente sencilla. Nicaragua cobra desde hace un año $25 por concepto de visa y $9 más por “derecho de paso” sobre el San Juan.
El resultado: ahora, casi nadie visita esta zona limítrofe, de gran atracción y riqueza por sus incomparables bellezas naturales.
Muchos afectados. “Nos están llevando a la ruina. Antes bajaba con turistas hasta cuatro veces al mes y ahora con costos una vez y nadie quiere ir al San Juan porque deben pagar mucho dinero”, se queja Pablo Hernández.
Según dice, la baja en el turismo también afecta a pequeños empresarios con cabinas y restaurantes a lo largo del río Sarapiquí, especialmente los más cercanos al río San Juan, a donde ahora nadie llega.
“Le puedo asegurar que este pueblo se está muriendo desde que cobran esos $34. Es un abuso porque cobran para viajar a pueblos costarricenses”, exclama el dueño de unas cabinas.
Los que deben viajar casi a diario por el San Juan, pequeños agricultores a quienes no cobran ese impuesto, tampoco están felices. “Mire, hay pueblos junto al San Juan a donde la Cruz Roja ni los médicos pueden llegar porque les cobran ese dineral”, afirman.
Los policías destacados en la desembocadura del Sarapiquí tienen órdenes de no acercarse al San Juan para “evitar incidentes” y obedecen al pie de la letra.
“Nosotros no nos arrimamos; Dios guarde, sería un tortón. Sabemos que cobran mucho, incluso a socorristas y a doctores ticos pero esa situación le corresponde a otros, no a nosotros”, dice el oficial Santiago Díaz.
Los visitantes, por ahora, llegan a cuenta gotas y la mayoría se devuelve para no pagar los $34.