El Concejo Municipal de Cartago aprobó restaurar la Cruz de Caravaca, recuerdo de la discriminación contra mulatos e indígenas en tiempos de la colonia española.
Este símbolo marcaba el límite habitacional que separaba a los españoles de los mulatos, los pardos y los indígenas.
La histórica imagen está situada 500 metros al norte de la Basílica de Los Ángeles, en un terreno propiedad de las Temporalidades de la Iglesia Católica.
En el Concejo Municipal cartaginés, una moción del regidor Carlos Halabí Fauaz planteó: “Cartago es la cuna de la historia de Costa Rica, que es donde nació nuestra identidad. Actualmente, hay una Cruz de Caravaca, ubicada 500 metros al norte de la Basílica de Los Ángeles, que era el límite que separaba a los españoles, de los mulatos y los indígenas del siglo XVII”.
La propuesta de restauración fue aprobada, por unanimidad, bajo el argumento de que “es de suma importancia incentivar el turismo, un factor de aprovechamiento y enriquecimiento del patrimonio cultural de la humanidad, con el fin de que nuestra provincia sea más visitada por los costarricenses y turistas, enriqueciendo el conocimiento de los estudiantes y visitantes al poder acercarse a los conocer los patrimonios de nuestra provincia de Cartago”.
Refiere el acuerdo que, en 1778, el 9,1% de la población de Cartago, capital colonial era española; los demás eran pardos y mestizos, según los censos borbónicos.
En 1676, los españoles que gobernaban ordenaron a los mulatos e indígenas a trasladarse a vivir en las afueras de la vieja metrópoli. Para ello, mandaron a construir una Cruz de Caravaca, típica española, que indicaba que, a partir de ella, hacia el este, estaba el territorio de la Puebla de Los pardos y, hacia el oeste, la colonia española”.
La Cruz de Caravaca, originaria de la región de Murcia, España, según la historia que se entremezcla con la leyenda, data del año 1231, cuando la ciudad de Caravaca era gobernada por un musulmán de nombre Abu-Ceyt.
En tiempos de la invasión musulmana a España, ese gobernante había hecho presos a varios sacerdotes cristianos. Uno de ellos, el religioso Ginés Pérez Chirinos.
Según la leyenda, Abu sentía curiosidad por asistir a una ceremonia Cristiana y le exigió al clérigo organizar una, para él observarla. Cuándo la misa iba a dar comienzo, Ginés se dio cuenta, que no disponía de una cruz cristiana. Fue en ese momento que dos ángeles le entregaron una cruz cristiana de doble brazo y la depositaron sobre el altar. Eso hizo que el guerrero musulmán, se convirtiera al cristianismo.