Segunda parte . Nueve empresas dominan el mercado de la construcción de carreteras en Costa Rica.
Cinco de ellas están ligadas a la familia de Hernán Solís Herrera, dueño de la constructora del mismo nombre.
Se trata de las firmas Acosol, Santa Fe, Constructora Hernán Solís, M & S Compañía Constructora de San José y Terrasol.
Esta última no registra contratos de carreteras actualmente aunque tiene a su cargo la construcción de los puentes de la vía Ciudad Colón-Orotina, en consorcio con la compañía venezolana Plus Metal.
Acosol, Santa Fe y Constructora Hernán Solís suman en la actualidad alrededor de ¢5.500 millones en contratos concedidos de 1998 a la fecha por el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) o por el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi).
Considerada en forma individual, la Constructora Meco es a la que más se le han adjudicado contratos pues registra ¢5.500 millones.
Los datos se desprenden de un informe de la Contraloría General de la República solicitado por La Nación en la primera semana de mayo de este año y de información de algunas de las empresas constructoras.
No se incluyen los costos finales de las obras ni aquellas que por su monto no requieren visto bueno de la Contraloría.
De las empresas relacionadas con la familia Solís, Acosol es la que más contratos tiene, con aproximadamente ¢3.580 millones.
Acosol, en alianza con la empresa argentina Cartellone, resultó adjudicada por el Consejo Nacional de Concesiones (CNC) para la construcción de la carretera San José-Caldera, obra cotizada por el consorcio en $140 millones.
No fue posible hablar con Hernán Solís o alguno de sus hijos pese a que en reiteradas ocasiones se les dejaron mensajes con sus secretarias.
Tampoco se obtuvo respuesta de Carlos Cerdas Araya, dueño de Meco; varios mensajes dejados en su oficina no los devolvió.
Cerdas es socio con Marco Antonio Solís en M & S Constructora de San José, la cual tiene contratos por ¢2.300 millones.
Marco Solís es presidente de Santa Fe e hijo de Hernán Solís.
Otros proyectos están en manos de las constructoras Comesa, Pedregal, Belén y Sánchez Carvajal.
La concentración de los contratos también se da en las consultorías que el Conavi paga para fiscalizar las obras viales.
A Imnsa, Ingenieros Consultores, le adjudicaron en cinco años ¢1.430 millones en contratos, la mayor parte por contratación directa.
Carlos Méndez Navas, dueño de la empresa, aseguró que la experiencia es lo que le ha permitido obtener los contratos.
Planta retenida
Las compañías constructoras no escapan a los problemas en el extranjero. Por ejemplo, una planta de asfalto de la Constructora Hernán Solís está retenida en Panamá debido a una demanda que enfrenta Terrasol por problemas con el alquiler de una maquinaria en ese país, confirmó el abogado de ambas compañías, Juan José Sobrado.
Según el jurista, la compañía arrendataria cobra unos $1,5 millones, lo cual considera desproporcionado. La planta se empleaba en una obra vial a cargo de Terrasol.
Aquí, en Costa Rica, la Constructora Hernán Solís demandó al Estado por poco más de ¢5.000 millones, por daños y perjuicios derivados de la construcción de un relleno sanitario en Esparza, para los desechos del área metropolitana, el cual nunca fue utilizado y de allí las pérdidas.
Más caras
La mayor parte de las obras que el Conavi asume casi siempre incrementan los precios hasta en un 50 por ciento por pago de imprevistos.
Estos son solo algunos ejemplos:
La sección I del tramo entre Barú-Piñuela-Palmar Norte, pactado inicialmente con Comesa en ¢2.307 millones, ascendió a ¢3.236 millones mediante el pago de reajustes e imprevistos.
La reconstrucción entre Paso Real y Palmar Norte, en la carretera Interamericana Sur, pactada con Sánchez Carvajal en ¢398 millones, al final costó ¢611 millones.
El costo original de la circunvalación sur de Cartago a cargo de Meco era en 1998 de ¢196,6 millones, pero debido a modificaciones por imprevistos pasó a ¢248,5 millones.
El presidente de la Cámara de Constructores de Carreteras, Luis Eduardo Herrera Rivas, quien es también el presidente de la Constructora Belén, recordó que la Ley de Administración Financiera permite ampliar el costo de los proyectos hasta en un 50 por ciento cuando se presentan situaciones imprevistas.
Explicó que esas situaciones pueden sobrevenir por fenómenos naturales o cuando se contrata una determinada cantidad de kilómetros en obra y luego se requiere extender la distancia del proyecto.
El presidente de la firma consultora Bel Ingeniería, Manrique Echandi, coincidió con Herrera, pero cree que algunas veces se pagan como imprevistos la compra de repuestos para carros de ingenieros, mobiliario de oficina y hasta computadoras, con lo que se desfinancian los proyectos. "Eso es una alcahuetería", dijo.
Pero las consultorías también encarecen las obras viales.
El convenio de cooperación con el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme), de la Universidad de Costa Rica, suscrito en mayo de 1998 por dos años, le costó al Conavi ¢2.000 millones.
Camino directo
Según documentos oficiales, la contratación directa ha sido un sistema usual en el Conavi para ejecutar las obras viales.
Pese a que la Contraloría al principio no encontró objeción a esto, en marzo reprendió a la entidad en dos casos concretos.
La primera reprimenda surgió cuando frenó la contratación directa para la finalización de la carretera Ciudad Quesada-Florencia.
La Contraloría cuestionó el beneficio de contratar a una compañía por ¢750 millones, pues sus precios no se comparan con los del mercado, además de que los derechos de vía para hacer las obras no habían sido tramitados.
Otro regaño surgió cuando el órgano fiscalizador detectó que el Conavi había contratado directamente a una constructora para el mejoramiento de la carretera Bernardo Soto, sin la participación de otros oferentes.
El mantenimiento rutinario de la vía a Puriscal, por ¢130 millones, también se hizo mediante contratación directa y lo mismo ocurrió con la rehabilitación del tramo de carretera entre Paso Real y Palmar Norte por ¢398 millones.
Crítica a evaluaciones
En el informe de labores número tres del Lanamme, de enero del 2000, se afirma que la evaluación de las ofertas de Conavi se limita a precio ofrecido y a parámetros como la experiencia y la capacidad financiera, que son fácilmente cumplidos por las empresas.
"El faltante de esta evaluación es que no se considera el plan de manejo de calidad del proyecto ni se valora el desempeño de la empresa en proyectos anteriores", dice el estudio.
Añade que si se tomara en cuenta un plan detallado de calidad, eso permitiría saber si los contratistas disponen del recurso humano y el equipo necesario para ejecutar el proyecto.
Ayer:
Conavi falla en control de calidad
Mañana:
El drama de la Costanera