
Las altas temperaturas producto del cambio climático podrían comprometer, incluso en los escenarios más alentadores, la atención en salud de 350.000 costarricenses para 2040.
Esta es una de las conclusiones de un reporte y proyecciones recientemente difundido por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Estas proyecciones se basaron en diferentes escenarios de impacto y se generaron las eventuales consecuencias según el aumento de las temperaturas, los cambios en las precipitaciones y la mayor frecuencia de fenómenos extremos.
“Los efectos ya son visibles y medibles en Costa Rica. No es un fenómeno abstracto ni lejano: hoy mismo estamos viendo temperaturas más altas, lluvias menos predecibles y una mayor frecuencia de eventos extremos como inundaciones, sequías y tormentas”, afirmó en entrevista con La Nación Eduardo Cavallo, asesor económico sectorial del sector Infraestructura y Energía del BID y coeditor de la publicación.
De acuerdo con el especialista, en Costa Rica, el aumento de las temperaturas y los cambios en las precipitaciones ya generan retos para la gestión del agua, la producción agrícola y la protección de ecosistemas críticos como los manglares y los bosques.
De acuerdo con el informe, las personas en condiciones de pobreza y vulnerabilidad serían las más perjudicadas por fenómenos como las islas de calor urbanas y las inundaciones, que “muchas veces viven en asentamientos informales o en zonas de riesgo”.
¿Cómo impactan las altas temperaturas en la salud?
Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicado a inicios de setiembre, exploró la forma en el aumento de temperaturas perjudica la salud humana.
“Las consecuencias incluyen golpes de calor, deshidratación, disfunción renal, enfermedades cardiovasculares y desórdenes neurológicos. Todos ellos traen secuelas para la salud a largo plazo e impactan en la seguridad económica”, destacó la OMS.
Esto puede tener mayores daños para los trabajadores que realizan labores al aire libre. La OMS precisó que la productividad baja entre 2% y 3% por cada grado por encima de los 20 °C.
A esto se le deben añadir otros riesgos. Por ejemplo, los mosquitos que transmiten las enfermedades tienen mayor tasa de supervivencia cuando hay más calor. Esto puede aumentar los brotes de dengue o de malaria.
También, las irregularidades en el agua (más sequías, pero también más lluvias torrenciales que provocan inundaciones) llevan a las personas a acumular más agua. Si estos recipientes no se tapan podrían ser criaderos para los mosquitos transmisores de estas enfermedades.
Cavallo mencionó que todo esto se enfrenta con un sistema de salud insuficiente.
“También se incrementa la demanda de atención médica en zonas donde la infraestructura sanitaria ya es limitada o está bajo presión. Esto significa que puede llegar a haber más personas en busca de atención médica de la que el sistema puede atender. Esto puede traducirse en esperas más largas, una merma en la calidad de atención y, en el peor de los casos, menos acceso a servicios básicos”, señaló el investigador.
Los puntos positivos de Costa Rica

El reporte también considera que el país ha hecho acciones muy beneficiosas que podrían contrarrestar los efectos del cambio climático y evitar un impacto mayor.
“El país ha sido pionero en políticas a favor de la resiliencia, como el Plan Nacional de Descarbonización y programas innovadores como los Pagos por Servicios Ambientales, que lograron reducir la deforestación en propiedades inscritas en hasta un 87%. Este esfuerzo se ha convertido en un modelo para América Latina y el Caribe, y demuestra que es posible proteger el medioambiente y al mismo tiempo impulsar el desarrollo económico con inversiones que favorezcan la resiliencia”, aseguró Cavallo.
El informe también destaca el avance de energías renovables y en la matriz energética, también se ha avanzado en la electrificación del transporte, así como programas de reforestación.
¿Qué debe hacer Costa Rica para que el impacto del cambio climático no sea mayor?
Cavallo indicó que son varias las recomendaciones para que el país pueda tener un impacto menor y no exponer a complicaciones en el acceso a la salud de miles de personas.
“Nuestro informe recomienda invertir en infraestructura de salud y en capacitar al personal sanitario justamente para enfrentar estos nuevos retos y diseñar políticas que integren la atención de la salud con esos nuevos retos. No es solo un tema de política climática, es un tema de bienestar general”, manifestó.
¿Qué podemos hacer los ciudadanos para que las consecuencias no sean más graves?
Siempre hay acciones que cada persona puede hacer desde su metro cuadrado para colaborar con la situación. Estas son algunas recomendaciones de la OMS.
- Usar “transporte activo”: caminar, bicicleta, patines
- Consumir los alimentos los más frescos y de lugares cercanos posibles, esto también ayuda a la economía local
- Disminuir el consumo de carnes rojas
- Permanecer más tiempo en contacto con la naturaleza
“No es una cuestión de la acción de gobierno y las políticas públicas, también está en cada uno de nosotros en nuestros distintos roles. Esperar que la solución venga impuesta nos quita la responsabilidad como ciudadanos”, concluyó Cavallo.
