
La designación de mujeres como candidatas a las vicepresidencias de la República, por parte de los dos partidos mayoritarios, es comparable a una partida de ajedrez en la que los jugadores mueven sus piezas con riguroso cálculo.
No es para menos que así lo hagan esos rivales políticos pues en la actual contienda electoral sus torres, caballos, alfiles, damas, reyes y peones se desplazan sobre un tablero en el que también juegan el descontento y la desconfianza de los ciudadanos.
Una prueba de lo anterior la aporta un estudio de opinión realizado por el Consorcio Iberoamericano de Investigación de Mercados y Asesoramiento: un 81 por ciento de los costarricenses consultados aseguraron no confiar en los partidos políticos.
Ese fue uno de los resultados de una encuesta que dicha organización efectuó, entre mayo y junio pasados, en 17 países de Iberoamérica, entre personas mayores de 18 años.
La investigación anterior es solo uno de los muchos sondeos que sirven como termómetro para mostrar la baja temperatura electoral que experimentan gran parte de las personas que pueden acudir a las urnas de votación el 1º de febrero de 1998.
Allí se encuentra la razón principal por la cual los partidos, y en especial Liberación Nacional (PLN) y Unidad Social Cristiana (PUSC), ejecutan movimientos de ajedrez con la intención de poner en jaque a los niveles actuales de apatía política.
Dentro de esa situación se enmarca, asimismo, la estrategia de decidir jugar esta partida con dos "damas" cada uno de los rivales.
"Eso fue una buena jugada política", opina Victoria Naranjo Porras, profesora de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica (UCR), en relación con la postulación de las socialcristianas Astrid Fischel Volio y Elizabeth Odio Benito, así como de las liberacionistas Rosemarie Karpinski Dodero y Joyce Zürcher Blen.
Cifras seductoras
Para Naranjo, los candidatos presidenciales tienen especial interés en los electores que dicen ser indecisos pues -asegura- la mayoría de estos son del sexo femenino.
Esa afirmación es respaldada por la última encuesta realizada por la empresa Unimer. De una muestra de 1.124 personas consultadas, un 10,4 por ciento dijeron ser indecisas; de ellas, un 59 por ciento son mujeres.
Sin embargo, esa no es la única cifra en materia de voto femenino que seduce al PLN y al PUSC.
De acuerdo con estadísticas del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), mientras que el nivel de abstencionismo masculino comenzó a elevarse a partir de los comicios de 1990, el porcentaje de mujeres sin votar ha disminuido desde hace 15 años; dicho de otra manera, cayó de un 11,25 por ciento, en 1982, a un 9,10 por ciento en 1994.
Y aún hay más números que explican la decisión de los grupos mayoritarios de utilizar dos "damas" en el actual ajedrez electoral, contrario a lo que ocurre con el juego-ciencia convencional, en el cual cada participante solo puede tener una "reina".
Según el más reciente informe del TSE sobre el padrón electoral, realizado en agosto último, en las próximas elecciones el voto femenino representará un 49,7 por ciento del total de ciudadanos.
Expresado de otra manera, 1.008.430 de féminas podrán votar en las elecciones que se encuentran a solo 105 días de su realización.
Para el analista político José Luis Vega Carballo, el nombramiento de mujeres profesionales como aspirantes a vicepresidentas tendrá mayor repercusión dentro del estrato de clase media alta hacia arriba.
"En esos sectores sí creen en una mayor participación de las mujeres, les congracia que ellas asciendan, pero en los grupos de menos ingresos se esperan bombas como bonos de vivienda o escolares. Este voto es más impresionable por razones de necesidades básicas", manifiesta Vega.
PUSC adelante
Independientemente del criterio de Vega Carballo, el PUSC y el PLN confían -aunque no lo digan abiertamente- en que las designaciones de las candidatas a vicepresidentas mencionadas les deparará réditos en las votaciones que se avecinan.
"Es el resultado de una estrategia política en la cual se trata de movilizar al sector femenino en pro del candidato", sostiene el sociólogo José Alberto Rodríguez.
Visto de esa manera, no puede negarse el hecho de que el candidato socialcristiano, Miguel Angel Rodríguez, juega las piezas blancas en este ajedrez, pues fue el primero en mover.
Así lo hizo el 6 de octubre pasado, cuando nombró a Fischel y Odio como compañeras en su fórmula presidencial.
Presionado por el movimiento que Rodríguez efectuó sobre el tablero electoral, el liberacionista José Miguel Corrales puso también a dos "damas" en posición de ataque.
Evidencia de que así fue es el hecho de que el político verdiblanco había aseverado, el 1º y el 7 de este mes, que propondría como aspirantes a vicepresidentes a un hombre y una mujer, una fórmula mixta.
Sin embargo, el 12 de octubre echó marcha atrás al anunciar a Karpinski y Zürcher para ocupar esos puestos.
"Radio Titania tenía una oración: los originales quedan, las copias vuelan", expresa en relación con lo anterior Oscar Aguilar Bulgarelli, miembro del Directorio Político del PUSC. Empero, advierte que es de "línea independiente".
Sus palabras hallaron eco en José Luis Vega y José Alberto Rodríguez. "Liberación va a la zaga y el electorado está percibiendo esto", manifiesta el primero. "Queda la sensación de que Liberación copia. Hay un factor de imitación que no le abona mucho al partido", dice el segundo.
La pregunta obligada, a estas alturas del juego, es: ¿Continuarán los socialcristianos tomando la iniciativa en los movimientos del ajedrez político o tomarán los liberacionistas la iniciativa en algún momento?