La mejor manera de armar un rompecabezas es sentarse y observar cada una de las piezas para tratar de entender la figura que se formará.
En el caso del balneario privado Acuamanía, estas son las piezas que están en juego actualmente: el Banco Crédito Agrícola de Cartago (BCAC) es el dueño de las instalaciones; una firma costarricense -que representa a un grupo de inversionistas extranjeros- administra el lugar, y una compañía panameña es la propietaria del 90 por ciento de las acciones.
A esto se le suma el hecho de que el actual presidente del balneario (según consta en una certificación del Registro Público del 14 de noviembre de 1997), Glenn Vereen, se queja que no puede entrar a las instalaciones, y que uno de los socios minoritarios, José Mario Jara Alvarado, es el nuevo director general de Acuamanía.
El rompecabezas que usted tiene al frente muestra además estas condiciones: actualmente el parque de diversiones posee casi 3.700 socios, con deudas pendientes que superan los ¢350 millones, y los débitos de la firma ascienden a los ¢30 millones. Esto según un reporte brindado por el auditor interno del balneario, Billy Webb, y datos facilitados por Jara.
Pero, ¿cómo es que dos empresas y un banco manejan ahora el lugar?, ¿qué pasó con los socios que iniciaron el proyecto?; ¿qué sucederá con el balneario? Tratemos de ir juntando las piezas para entender esta situación.
Acuamanía es un balneario privado ubicado en La Asunción de Belén, en Heredia, que abrió sus puertas en enero de 1995 y que pertenecía a la firma Plaza del Turismo S. A, cuyos socios eran los estadounidenses John Ottis Griffin (con un 52 por ciento de las acciones), Glenn Vereen (28 por ciento) y el costarricense Ricardo Sequeira Ramírez (20 por ciento), quien luego vendió su parte al empresario Jara Alvarado.
No obstante, debido a que no pudo cancelar una deuda de ¢620 millones con el BCAC, el Juzgado Primero Civil de Heredia lo remató y lo adjudicó al banco en octubre de 1997, aunque la administración la mantenía Acuamanía. Actualmente, el balneario tiene un valor de ¢732.231.100, según un avalúo del banco.
En una entrevista con este diario, Jara indicó que el parque es un buen negocio, pero que lo que ha tenido es “mala administración”.
Acciones en el limbo
Luego de que el BCAC tomó posesión, en diciembre pasado, Vereen (quien también accedió a una entrevista con La Nación) propuso a los socios Griffin y Jara comprar sus acciones, pues, según relató Jara, decía que tenía las posibilidades financieras para salvar el lugar. Ambos accedieron y el norteamericano se quedó entonces con el 100 por ciento de las acciones de Acuamanía.
Sin embargo, los contratos de venta tenían una cláusula que establecía que si Vereen no cumplía con los pagos, las acciones regresarían a sus vendedores. Incluso, Jara dijo que si el estadounidense no pagaba, sus acciones (el 28 por ciento) pasarían a ser propiedad de John Griffin, quien en ese caso poseería el 80 por ciento del parque.
Jara aseguró que Vereen no cumplió con los pagos, lo que refuta el norteamericano; además, el nuevo director general enfatizó que en la actualidad Vereen no tiene ninguna acción en su poder.
Cuando aún poseía el control total de la compañía, Vereen solicitó un préstamo de $250.000 a la firma panameña Isla Cocos Tourist Investment Corporation, y en garantía dio 9.463 acciones de las 10.000 que tiene el complejo, según consta en el contrato. El convenio se firmó el 17 de diciembre pasado.
Vereen dijo que el dinero solucionaría la situación financiera del balneario. No obstante, cuando llegó la hora del primer pago, no pudo hacerlo pues los ingresos de Acuamanía disminuyeron. Entonces, “como las acciones estaban dentro de un fideicomiso como garantía, técnicamente ahora Isla Cocos es el dueño de parque”, afirmó el estadounidense.
Un nuevo personaje
Jara aseguró que, luego de esta situación, tuvo la bendición de John Griffin para hacerse cargo del parque nuevamente.
Añadió que en ese proceso, la empresa costarricense Consorcio Colón Internacional se presentó al parque con una oferta de compra de $2,2 millones (¢558 millones al tipo de cambio actual). De ahí que Plaza del Turismo suscribió con ella un contrato de venta de acciones el pasado 13 de marzo. En dicho convenio, Vereen renunció al cargo de presidente de Acuamanía.
Más adelante, Jara y esta compañía llegaron al acuerdo de coadministrar el parque por un período de prueba de 3 meses, con el fin de que la firma informara a sus representados (inversionistas extranjeros) sobre la rentabilidad del negocio.
Sin embargo, desde el punto de vista de Vereen, ambos (Jara y el Consorcio) están administrando el parque ilegalmente, puesto que él sigue siendo el dueño del lugar. Desde el punto de vista de Jara, eso no es cierto, puesto que Vereen renunció en el contrato de venta a Consorcio Colón y además no le pagó las acciones a él y a Griffin.
Jara añadió que Consorcio Colón no puede comprar el balneario puesto que aún está vigente el contrato de arrendamiento entre Acuamanía y Plaza del Turismo. Este contrato establece que Acuamanía usará las instalaciones del parque por un período de 99 años.
Lo que viene
Consultado al respecto, Gregorio Segura, director de Cartera Atrasada del BCAC, señaló que el contrato de arrendamiento es el principal obstáculo para vender el parque, porque eso implica que cualquier comprador tendría que adaptarse a ese beneficio.
Sin embargo, Segura afirmó que el período para renovar ese contrato terminará el 17 de agosto de este año, por lo que enviaron a Acuamanía una carta -el 11 de mayo pasado- pidiéndole que desocupen el inmueble, ya que como dueños “no están anuentes a prorrogar el contrato”.
En cuanto a la suerte que correrán los miembros del club, Segura afirmó que eso dependerá de los nuevos dueños, es decir, si estos quieren mantener o no esa cartera de clientes.
Colaboró en la entrevista con Glenn Vereen, Gerardo Chaves, traductor de La Nación