Los aparentes responsables de robar ¢90 millones a un camión remesero y de intentar dos asaltos fueron detenidos ayer.
De 11 detenidos, seis cayeron en Pérez Zeledón cuando iban en tres carros donde llevaban armas de fuego, pasamontañas, $3.700 y un croquis de una empresa a la que supuestamente iban a asaltar.
Agentes de la sección de asaltos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) detuvieron a los restantes en allanamientos que hicieron en La Unión (Cartago), Tibás y Desamparados (San José).
Entre los sospechosos está un hombre de apellido Quesada, extrabajador de la empresa Tecnopro o Tecnoval, dueña del camión asaltado el 17 de agosto en Pavas, San José. En su casa decomisaron ¢4,5 millones.
Otros, de apellidos Rossler y Arroyo, eran custodio y jefe de ruta, respectivamente, del vehículo.
“Por eso sabían los movimientos de la gente y para dónde iban; eso les daba una ventaja”, dijo Jorge Rojas, director del OIJ.
En la banda también figuraba un suramericano de apellido Valencia, quien fue apresado en 1999 y condenado en el 2001 por un asalto bancario.
Descontaba ocho años de prisión hasta que el 10 de setiembre el Juzgado de Ejecución de la Pena de San José le concedió la libertad condicional.
Los golpes
Los otros aprehendidos son de apellidos Villarebia, Hernández, Madrigal, Rodríguez y Morales.
Jorge Rojas detalló ayer la forma como el grupo dio el golpe al remesero e intentó los otros dos.
El 17 de agosto, el camión con los ¢90 millones circulaba por Rohrmoser, en Pavas, cuando un cabezal se interpuso en su camino.
El chofer del camión era el único de los custodios que no era parte del plan, por lo que intentó esquivar el vehículo pesado.
El atraco se concretó cuando el conductor se percató de que uno de sus compañeros estaba fuera del vehículo por lo que el jefe de ruta dio la orden de abrir la puerta. Fue este el momento que aprovecharon los ladrones para apoderarse del dinero.
Para esa fecha, ya se habían registrado –el 27 de julio y el 10 de agosto– los atracos frustrados.
Las autoridades investigarán si este grupo tiene relación con la sustracción de ¢40 millones que iban en otro remesero, asaltado en Alajuela el 8 de octubre.
Con las detenciones de ayer el OIJ cree que desapareció una fuente de información para los hampones, pero para disminuir riesgo, las empresas decidieron impedir que los custodios de los vehículos que transportan valores porten teléfonos celulares.