Si las elecciones presidenciales fueran este domingo, 32 de cada 100 electores no votarían y pasarían a engrosar el porcentaje de abstencionismo.
De ese grupo, incluso, ya 22 de cada 100 posibles electores tomaron una decisión definitiva e irrevocable. Otros 10 de cada 100 aseguran que no votarán, pero reconocen que su posición podría cambiar.
Pero el abstencionismo podría incrementarse aún más si otro segmento adicional que forman 12 de cada 100 ciudadanos, quienes tienen fuertes dudas de acudir a las urnas, decide finalmente no hacerlo.
Si se suman ambos grupos, se podría deducir que el porcentaje de electores que no emitirán su voto podría alcanzar el 44 por ciento.
Al frente, hay un grupo de 54 de cada 100 costarricenses que sí está decidido a ejercer su derecho electoral, pero solo 11 de esas 100 personas dicen estar completamente convencidos de que lo van a hacer y que además ya definieron por cuál candidato votar.
Esta es la realidad electoral del país a menos de diez meses de que se celebren los comicios nacionales, programados para el domingo 6 de febrero del 2006.
Los datos provienen de la última encuesta de opinión que realizó la firma Unimer para este diario, entre el 1° y el 10 de abril.
En ella se entrevistó personalmente a 1.415 personas mayores de 17 años y los resultados garantizan un margen de error en la muestra de 2,6 puntos porcentuales hacia arriba y abajo de cada uno de los datos.
En los registros estadísticos del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) consta que en la primera ronda de la anterior elección presidencial, en el 2002, el abstencionismo fue del 30,1%, y en la de 1998 alcanzó el 30%.
Dominados por la apatía. Según la consulta, hay varias tonalidades de decisión entre quienes no votarían en febrero.
El grupo de los más "duros" lo integran las personas que dicen que su decisión es irrevocable, pero además no votaron en el 2002.
Son 12 de cada 100 ticos los que piensan de esa forma.
Luego, entre esos posibles abstencionistas están los que sí votaron en las elecciones pasadas, pero no lo harán en la próxima (8 de cada 100). El segundo grupo en importancia en ese rubro lo forman 10 de cada 100 ciudadanos que creen que no votarán, pero dicen que su decisión podría cambiar.
El tercer segmento incluye a 9 de cada 100 personas que a pesar de haber votado en febrero del 2002, o de que no lo hicieron porque eran menores de edad, hoy dudan si van a votar en febrero próximo.
Al abstencionismo se le relaciona con un "debilitamiento de la democracia" y se considera que una de sus principales causas es el repudio de los ciudadanos ante el abuso del poder y la ineficiencia de los políticos.
En diferentes análisis sobre el fenómeno, se apunta el temor de que ese grado de apatía electoral pueda desembocar -tal y como ha sucedido en otras naciones latinoamericanas- en el surgimiento de un candidato populista que arrastre a los electores a las urnas, aún sin contar con mayor contenido o capacidad ejecutiva.
La encuesta de abril no solo proyecta la posibilidad de que el 44% de los ticos no vote, sino que dibuja un complicado panorama, inclusive entre quienes aseveran que sí irían a votar.
Son pocos los definidos. Entre los posibles electores que aseguran en la encuesta que sí irían a votar (54,8%), hoy solo 11 de cada 100 de ellos están seguros de que acudirán a las urnas e incluso ya escogieron el candidato de sus preferencias.
Pero ese es el único segmento de los potenciales votantes que se muestra tan seguro.
Otros 18 de cada 100 ciudadanos también están decididos a sufragar, pero aún dudan con cuál candidato apuntarse.
Por su parte, 22 de cada 100 ticos que sí votaron en los comicios del 2002 o no lo hicieron por no haber cumplido 18 años, mantiene aún fuertes dudas con miras a febrero del próximo año.
Y, finalmente, la consulta revela que un pequeño grupo (4 de cada 100), que no votó en la pasada elección y mantiene fuertes dudas sobre si acudirán esta vez a las urnas o no lo hará.