Al médico Carlos Eduardo González Venegas la tierra “se lo tragó” cierto día, en noviembre de 1995.
Buscaba una salida a la denuncia que en su contra presentó una paciente –menor de edad– por presunta violación.
González, de acuerdo con los archivos policiales, habría abusado de la joven durante una cita en la Clínica del Adolescente, en Piedades Norte de San Ramón.
Hoy este hombre encabeza la lista de los 31 prófugos de la justicia costarricense que son buscados por la Organización de la Policía Internacional (Interpol) en 181 países.
Ellos forman parte de la denominada “difusión roja”, base de datos que contiene la información de personas consideradas peligrosas y de urgente localización.
Ahí están incluidos desde el empresario iraní Nader Jazdani hasta el sacerdote Enrique Vásquez Vargas, la más reciente incorporación.
Otros siete extraditables de la justicia costarricense fueron localizados este año –cinco de ellos en el exterior– y ya enfrentan procesos penales aquí.
“Las personas se incluyen en la difusión roja cuando los países gestionan búsquedas con fines de extradición.
“El rastreo en el exterior comienza una vez que se agota en el país”, explicó un agente de Interpol San José.
Agujas en un pajar
Entre los extraditables predominan los prófugos por delitos económicos o sexuales, pero también hay por tráfico de drogas y homicidio.
El listado incluye cinco empresarios, tres dueños de financieras, un maestro, un doctor, un cajero y un sacerdote, entre otros.
Nader Jazdani, por ejemplo, es buscado en relación con el libramiento de cheques sin fondos, estafas que habrían tenido lugar a mediados de la década de los 80.
En su ficha es descrito como un hombre de ojos verdes, 1,70 metros de estatura y 85 kilos.
El iraní tuvo aquí la compañía Ibesa Inversiones Ltda, firma que enfrentó problemas financieros en 1988.
En “difusión roja” también figura José William Quintero Espinoza, un maestro de Pérez Zeledón que huyó del país en 1992.
Escapó en un intento por sortear la sentencia de 15 años dictada en su contra por privación de libertad y abusos deshonestos.
Conforme los archivos de la Policía, Quintero (de 49 años) abusó de tres niñas durante los períodos de descanso. Las atraía con la excusa de revisar tareas.
Su último rastro fue hallado en Nueva Jersey, Estados Unidos.
Por homicidio solo figura una mujer: Magdalena Pacheco Bolaños. A ella la investigaron por el crimen del empresario periodístico Andrés Borrasé, ocurrido el 18 de noviembre de 1997 en Sabanilla de Montes de Oca, San José.
La sospechosa, de 34 años, escapó durante un receso del juicio que seguían en su contra. La han buscado por Estados Unidos, Fusagusagá (Colombia) y Holanda.
Economía en fuga
La lista de prófugos incluye a los protagonistas de grandes casos financieros, como los empresario Pablo Li, Anita Vemon y José Trinidad Sossa, sospechosos de una evasión fiscal que rondaría los ¢4.000 millones.
El matrimonio Li-Vemon al parecer está en Taiwán; Sossa se encuentra en El Salvador. La extradición pende de un hilo pues son ciudadanos de esos países.
También por delitos económicos es buscada Ana Isabel Quesada Muñoz. En su contra existen sendas investigaciones por apropiación y retención indebida, actividad relacionada con la venta de boletos de avión, en 1994.
Con respecto a foráneos, las autoridades requieren al estadounidense Edwin Lawrence Lowery por estafa.
Figura como sospechoso de un golpe por $50 millones mediante la atracción de inversiones.
El dinero fue transferido a cuentas en las islas británicas Man, Turcos y Caicos. Los hechos datan de 1993.
También es buscado por fraude el mexicano César Raúl Malo Juvera, dueño aquí de una financiera que intervino la Superintendencia General de Entidades Financieras.