Wang Dan, el disidente chino liberado ayer por razones de salud y enviado a Estados Unidos, fue uno de los héroes de las manifestaciones de estudiantes de Tiananmen, que sacudieron el régimen comunista de Pekín en la primavera (boreal) de 1989.
Después que el ejército aplastó el movimiento democrático el 4 de junio, su nombre encabezó la lista de los dirigentes buscados por la policía.
Detenido y después condenado a 4 años de prisión, se benefició en febrero de 1993 de una liberación anticipada de 4 meses, en el marco de una campaña de imagen que inició China para conseguir ser sede de los Juegos Olímpicos de 2000.
Al salir de la prisión, el exestudiante de historia de la universidad de Pekín y fundador de la Federación Autónoma de Estudiantes reafirma su compromiso en la lucha por la democracia en China. Un combate en el que, según dirá, está dispuesto a todos los sacrificios, incluyendo el de su propia vida.
En esa época conoce al padre de la disidencia china Wei Jingsheng, que había sido liberado en setiembre de 1992, seis meses antes de cumplir su condena de 15 años de prisión.