
Un general estadounidense declaró ayer que las guerrillas son solo una “amenaza esporádica” en Iraq, en una jornada en que un aumento de la violencia de los insurgentes en la volátil región del triángulo sunita causó nueve muertos.
Dos soldados estadounidenses estaban entre los muertos en tres ataques, uno de ellos en una emboscada contra un autobús que llevaba a mujeres iraquíes de regreso de sus trabajos en una base situada al oeste de Bagdad.
Cuatro mujeres murieron y seis resultaron heridas en el ataque contra el autobús el miércoles en Falluya, a 50 kilómetros al oeste de la capital.
Las mujeres vivían en Bagdad y se trasladaban todos los días a la base estadounidense para trabajar en labores de limpieza, lavandería y cocina.
Adicionalmente, dos policías iraquíes y un civil murieron en un ataque contra un puesto de policía cerca de la ciudad.
El general Raymond Odierno, comandante de la Cuarta División de Infantería con base en Tikrit en el corazón del triángulo sunita, dijo que las fuerzas de la resistencia iraquí han sido “puestas de rodillas”.
Odierno, hablando con los periodistas en el Pentágono en una videoconferencia, dijo que los insurgentes “todavía constituyen una amenaza, pero sus ataques son esporádicos y sus mandos han sido desestabilizados, sus finanzas vedadas y no tienen esperanzas de que los baathistas (el partido de Husein) regresen al poder”.
“Creo que en seis meses, vamos regresar a la normalidad”, agregó.
Odierno dijo que el número de ataques guerrilleros contra las fuerzas estadounidenses ha declinado significativamente desde que comenzaron a disminuir en noviembre.
No obstante, la seguridad en Iraq aún es precaria. El domingo, al menos 25 personas murieron en un ataque suicida con un coche bomba en el cuartel general de la administración encabezada por Estados Unidos en Bagdad.
Desde que Estados Unidos invadió Iraq en marzo pasado para derrocar a Sadam Husein han muerto 505 soldados norteamericanos, 349 de ellos en combate.
Washington quiere entregar el poder a un gobierno iraquí a finales de junio, unos cuatro meses antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos.