Si la fuga continúa sin control, en aproximadamente un mes superaría el desastre del buque tanque Exxon Valdez de 1989 como el peor derrame en la historia de Estados Unidos.
Equipos especializados a cargo del robot para aguas profundas intentan adelgazar el petróleo, que está saliendo del lecho marino a un ritmo de 795.000 litros (210.000 galones) diarios, tras recibir la aprobación de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), manifestó British Petroleum (BP).
La agencia federal estadounidense detuvo dos intentos anteriores por arrojar el dispersante, con el fin de hacer pruebas sobre su impacto potencial en el ambiente y aprobó la tercera ronda de rociado que comenzó ayer temprano, expresó Mark Proegler, portavoz de la compañía, propietaria de la plataforma extractora que explotó y que generó la fuga.