Bucarest (AFP). Este es un extracto de la "declaración conjunta" del Papa Juan Pablo II y del patriarca ortodoxo rumano Teoctist.
Ahora que estamos reunidos en la fraternidad y la caridad que tienen su fuente en Cristo resucitado, "Camino, Verdad y Vida" para toda la humanidad, nuestro afectuoso pensamiento se une a nuestros hermanos y hermanas de la República Federal de Yugoslavia, abrumados por tantas pruebas y sufrimientos.
Queremos expresar nuestra solidaridad humana y espiritual hacia todos los que, expulsados de sus viviendas, de su tierra y separados de sus seres queridos, conocen la cruel realidad del éxodo, al igual que a las víctimas de los bombardeos que cobran vidas y hacia todas las poblaciones impedidas de vivir en la serenidad y en la paz.
Llamar en el nombre de Dios a todos los que de una forma u otra son responsables de la actual tragedia para que tengan el valor de reanudar el diálogo y hallar las condiciones para que madure una paz justa y duradera que permita el regreso de los desplazados a sus hogares, acorte el sufrimiento de todos los que viven en la República Federal de Yugoslavia, y siente las bases de una nueva convivencia entre todos los pueblos de la Federación.
Alentar a la comunidad internacional y a sus instituciones a poner en obra todos los recursos del derecho para ayudar a las partes en conflicto para que resuelvan sus diferencias según las convenciones vigentes, en especial las relativas al respeto de los derechos fundamentales de las personas y a la colaboración entre Estados soberanos.
Apoyar a todas las organizaciones humanitarias, en especial a las de inspiración cristiana, que se esfuerzan por aliviar los sufrimientos del momento presente al pedir con fuerza que no se le pongan trabas a su acción por la cual, sin distinción de nacionalidad, idioma o religión, intentan socorrer a todos los que lo necesitan.