Ciudad del Vaticano. EFE. El Vaticano ha incluido preguntas sobre los matrimonios homosexuales y el divorcio en un cuestionario enviado a las distintas Conferencias Episcopales del mundo.
Estas preguntas servirán para preparar los planteamientos de la Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de Obispos que se celebrará en octubre de 2014.
La Secretaría General del Sínodo de Obispos, encabezada por Lorenzo Baldisseri, envió una comunicación a las Conferencias Episcopales a mediados del pasado mes para que ofrezcan una serie de informaciones antes de finales de este año, que serán utilizadas para elaborar el documento introductorio de la reunión de prelados, que versará sobre la pastoral familiar.
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, insistió en que esto forma parte de la “ praxis” habitual de la Santa Sede y que las preguntas que contiene ese cuestionario versan sobre el tema central del que tratará el Sínodo de Obispos, titulado “Los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización”.
En los últimos días se han publicado las comunicaciones llegadas a algunos de esos destinatarios del documento vaticano, entre ellos la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, que pide a sus obispos que le haga llegar lo antes posible las respuestas para que puedan enviarlas a tiempo a Baldisseri.

Ese documento muestra cómo en la batería de preguntas hay un apartado dedicado exclusivamente a los matrimonios homosexuales, sobre la visión que los fieles católicos tienen de ellos en sus Diócesis y cómo la Iglesia puede abordar la pastoral ante estas uniones.
“¿Cuál es la actitud de las Iglesias locales hacia el Estado como promotor de uniones civiles entre personas del mismo sexo y ante las personas que las protagonizan? ¿Qué atención pastoral se puede dar a quienes han elegido vivir bajo este tipo de uniones?”, se pregunta en el documento.
En caso de adopciones por parte de parejas del mismo sexo, “¿qué se puede hacer pastoralmente para transmitir la fe?”, prosigue el cuestionario, que dedica también un apartado a la educación de los niños en llamados “matrimonios irregulares” y el acercamiento con los padres.
El documento que fue repartido pregunta por la cantidad de divorciados y separados en las distintas parroquias católicas y si estos se sienten “marginados o sufren por la imposibilidad de recibir los sacramentos”.