Estocolmo. AFP. La ultraderecha duplicó su electorado el domingo en Suecia, con propuestas hostiles a la inmigración, comparables a las de otros partidos de extrema derecha europeos que han crecido en los últimos años.
El [[BEGIN:INLINEREF LNCVID20140915_0006]]avance de este partido [[END:INLINEREF]]es parecido al de otras formaciones ultraderechistas en Europa, como el Ukip en Gran Bretaña, el Frente Nacional en Francia y el Partido Popular en Dinamarca, en un contexto de desempleo y descontento con la mundialización económica.
“Sencillamente, en Suecia (el crecimiento de la ultraderecha) demoró más”, explicó Andreas Johansson Heinö, investigador en la universidad de Gotemburgo.
Dada la organización del sistema político, “resulta difícil a los partidos (...) opuestos al establishment conquistar votos”, agregó.
Los socialdemócratas, ganadores de las elecciones legislativas del domingo, tendrán que hacer frente al histórico avance de los Demócratas de Suecia (SD), partido de extrema derecha que se convierte en tercera fuerza del país con 12,9% de los votos, frente a los 5,7% que obtuvo hace cuatro años.
“Ahora nosotros lo decidiremos todo (...) Hay que gobernar el país y será difícil si no están dispuestos a escucharnos”, dijo Jimmie Akesson, de 35 años, el líder de este partido antiinmigración.
No obstante, Stefan Löfven, líder de los socialdemócratas, que obtuvieron un 31,2% de votos, tendió la mano a “otros partidos democráticos” que deseen trabajar con él en el Parlamento, pero no a los Demócratas de Suecia, con los que descartó negociar.
“Tengamos presente que un 87% de suecos no los ha apoyado”, destacó Löfven.
No obstante, “lo que estamos viviendo es la implantación de los Demócratas de Suecia en el paisaje político”, lamentó el ministro de Exteriores saliente, Carl Bildt.
Así, uno de los desafíos de Löfven será la política migratoria que atrae cada años 80.000 extranjeros a Suecia, un país de 9,7 millones de habitantes.
Por primera vez, la inmigración fue un tema de campaña. Los votantes del SD son suecos que se sienten abandonados por los partidos tradicionales y rechazan el consenso sobre el asunto.
“Básicamente son votantes de las clases populares, de todas las edades, dos terceras partes de ellos son hombres”, explicó el politólogo Anders Sannerstedt. “No son marginales sino suecos ordinarios”, asegura.
El SD es partidario de aumentar la protección social a los más desfavorecidos, pero al mismo tiempo es conservador en cuestiones sociales.
Según el director del centro de reflexión Arena, Hakan Bengtsson, entre los votantes del SD hay obreros, personas de edad, desempleados o habitantes de zonas desindustrializadas.
“Hay demasiados refugiados. No tenemos recursos suficientes”, afirmó Madeleine Filipiak, una camarera de 20 años, quien se encontraba en la noche del domingo en el local en el que estaban reunidos los simpatizantes del SD.
Mårten Hjärtenfalk, representante local en el centro de Suecia, afirmó que estaba preocupado por el cierre de dos residencias de ancianos en su distrito para transformarlas en centros de acogida para inmigrantes.